POSTALES
Se dirá que el éxito de Ayuso no fue total al no haber logrado la mayoría absoluta. Pero como si la hubiera conseguido, ya que supera a las tres izquierdas juntas
HA sido una jornada histórica por varios conceptos. El primero, por el récord de participación, superior al de unas elecciones generales, siendo comunitarias. En día laboral encima, lo que dificultaba a cuantos trabajaban o tuvieran que llevar y traer niños al colegio. Luego, porque el porcentaje estuvo igualado entre los barrios, lo que significaba que había reales ganas de votar en todos los segmentos de la población. Y, por último, por deshacer un dicho que el llamado progresismo había conseguido imponer: que Madrid es de izquierdas.
Y resulta que la izquierda ha sido la gran derrotada en toda la línea, hasta el punto de poder decirse que, tanto como una victoria de la derecha, ha sido una derrota de la izquierda y, concretamente, de su cabeza, que no ha hecho otra cosa que equivocarse desde que gobierna.
Porque ha sido en La Moncloa, en ese gabinete íntimo de Pedro Sánchez que dirige su gurú, donde se fraguó el plan para garantizarle la gobernanza hasta la próxima década e incluso más allá. Era muy simple: quitar al Partido Popular todo el poder autonómico, al mismo tiempo que se sometía el poder judicial al legislativo, con lo que aquí no iba a moverse ‘ni Dios’, diría un castizo.
Se empezaría en Murcia, aprovechando la ‘moción de censura’ ya utilizada para echar a Rajoy; seguiría Castilla y León y, por último, Madrid, donde tras abandonar Barcelona la capitalidad cultural e industrial, se halla hoy la financiera y tecnológica. Y se rompieron las narices por sus mentiras, su incapacidad y cobardía.
Las mentiras empezaron cuando Pedro Sánchez dijo que un gobierno con Pablo Iglesias le quitaba el sueño. Para hacerlo vicepresidente. Un error que cometió el desgraciado elegido para dar la batalla en Madrid. Y así ha salido: superado por Íñigo Errejón, mientras Pablo Iglesias, que se tiró al ruedo para hacer de Madrid la tumba del fascismo, ha quedado el último. Aunque algo debía de olerse cuando ya planeaba volver a la televisión, si televisión puede llamarse lo que hace en ella. Quiero decir que el castañazo no ha podido ser mayor. Se dirá que el éxito de Isabel Díaz Ayuso no fue total al no haber logrado la mayoría absoluta. Pero como si la hubiera conseguido, ya que con los escaños que tiene supera a los de las tres izquierdas juntas, bastándole que Vox se abstenga.
Ya sabemos que el objetivo de Santiago Abascal era ‘ser determinante’, es decir, imprescindible para Isabel Díaz Ayuso. Pero tampoco lo ha logrado y si quiere derrotarla tendría que unir su voto al de Ángel Gabilondo, Errejón, Mónica García y los de Iglesias. Podrá hacerlo. Pero ya ha visto lo ocurrido a Ciudadanos cuando se dedicó a traicionar sus raíces. Adivinen quién tendrá pesadillas esta noche.