Gobierno antitaurino
«El Gobierno actual es el más antitaurino que he conocido. Todo lo que ha puesto al toreo han sido trabas» el terreno de los despachos y los empresarios, no soy dueño de ello ni tengo la capacidad de dominarlo. Yo he vivido la dureza del toreo, pero no creo que haya habido ninguna injusticia; al revés, creo que se ha hecho justicia a toda una vida de entrega al toreo.
—Nunca, no tengo motivos. Creo que lo último que debe dar un torero es pena. Eso es algo que no puede permitirse. Al revés, es mejor dar envidia que pena. Además, ni hay que endiosarse y creerse el mejor torero cuando las cosas salen bien, ni hundir el barco si ruedan mal. Hay que mantener una mentalidad equilibrada.
—¿Los toreros valoran la vida? —Mucho, cada día más. Estamos exponiendo nuestra vida cada tarde, y si no somos capaces de valorarla, ¿qué hacemos en la tierra?
—¿Nunca se pierde la pureza si se lleva dentro?
—Eso lo dijo Camarón, a quien admiro muchísimo. Lo que lleva uno dentro de verdad en cualquier momento puede salir. El toreo es una fiesta a la que la gente va con mucha alegría; gente predispuesta a disfrutar de una obra de arte. Pero también vivimos momentos de mucho sacrificio, con nuestras luchas interiores. No hay nada más transparente que el traje de luces. —Decía también Camarón que antes roto que doblado. ¿Alguna vez se ha rendido Emilio de Justo?
—De momento, no, y quizá haya pasado por instantes en los que rendirse era lo fácil y coherente. Pero me gusta el camino de los retos.
—¿Siente que el Gobierno trata a los toreros como verdaderos artistas? —No, al revés. El Gobierno actual es el más antitaurino que he conocido. Todo lo que nos ha puesto han sido trabas. No ha tenido sensibilidad para darse cuenta de que la Fiesta es cultura, para cuidarla y ver que ha marcado una época y la marcará, como el flamenco. —¿Le fastidia la politización del toreo? —Mucho. Cuando era niño, veía una consideración y un respeto por parte de todos los partidos, de derecha e izquierda. Añoro mucho ese trato.