LENTE DE AUMENTO
Al nacionalismo lo que le preocupa es que el radicalismo le quite el negocio
SOSTIENE Josu Erkoreka que la gestión de las prisiones vascas es un viejo anhelo del nacionalismo y yo no me creo al vicelendakari peneuvista. Dicho para que se entienda. Ni de coña, porque una media verdad es siempre una mentira completa. ¿La llave de las mazmorras un desiderátum al fin logrado gracias a su complicidad con el sanchismo? Quia. Celebrar ser el carcelero de los tuyos, renunciar a la posibilidad de culpar al estadocolonialistaopresor (así, del tirón) de la situación de los gudaris de la capucha no tiene ninguna ventaja política, que es para lo que se exigen las competencias, salvo justo la contraria a la que celebró en trance Miquel Iceta en su visita exprés a Bilbao. No, abrir y cerrar los candados de una celda donde purga por repugnante crueldad un etarra no es lo mejor para el nacionalismo vasco, salvo porque ahora, a imagen y semejanza de sus colegas de Cataluña, al nacionalismo lo que le preocupa es que el radicalismo le quite el negocio que lleva manejando desde que empezó a recoger las nueces de los árboles agitados por el terrorismo.
Ahora que los etarras no empuñan armas pero sus deudos ocupan cada vez más espacios democráticos (qué cruel sarcasmo) lo que necesita el nacionalismo de corbata y gemelos es congraciarse con esa parte forúnculo que amenaza con agitarle el predio, la campa por donde ídem a sus anchas. Si hay que evitar que los radicales sean una amenaza para su ‘modus vivendi’ lo mejor es dejarles sin argumentos, convertirlos en innecesarios, ser en definitiva la solución a sus problemas, abrir y cerrar la celda, conceder a esas alimañas los beneficios y el trato vip que tendrían si en el País Vasco reinara Bildu y no el PNV. Para eso y no para otra cosa anhelaban Urkullu y cía. las llaves de las prisiones, para magrear a la diosa Themis a conciencia y alardear de ello, como en un decir «con nosotros tendréis mejor gestión y además también nos subimos al monte».
Puede parecer un argumento simplón, pero tampoco pretendamos elevarnos por encima del nivel abisal de los próceres de los pueblos sojuzgados por el imperialismo español (buff). No merece la pena, total, como en su día traté de explicarle a Zapatero con escasa fortuna, con el nacionalismo ocurre como con los hijos, el problema no es lo que te piden sino lo que estás dispuesto a cederles con tal de que no te amarguen las tardes de peli y manta en Palacio. Hoy las prisiones, mañana...
Sólo me queda pedir al (des)Gobierno que se abstenga de repetir eso de que ETA es solo un mal sueño, que de lo que pasó nada queda salvo el recuerdo incómodo de quienes no sabemos pasar página. Quizá porque cada vez que salgan de injusto permiso y los reciban a las puertas de una prisión con la hiriente parafernalia que rodea siempre a estos mierdas nos estarán recordando a todos que ya no matan con las pistolas pero siguen hiriendo con la palabra.