El Rijksmuseum de Ámsterdam analiza 450.000 piezas procedentes de las antiguas colonias
ra su rostro después de 75 años, se había reservado para ella una sala propia en lo que ahora se denomina Foro Humboldt. Pero la sala albergará finalmente solo fotografías y carteles. La ministra de Cultura alemana, Monika Grütters, acaba de anunciar que los originales serán devueltos a Nigeria en un gesto de «responsabilidad histórica y moral de sacar a la luz y abordar el pasado colonial de Alemania». Los bronces vuelven a casa y cierran así un proceloso círculo, de la mano de una corriente de pensamiento de la conservación artística decidida a devolver obras como estas a su emplazamiento original.
En Alemania el precedente es la devolución del arte expoliado por los nazis, al que durante décadas se resistieron las instituciones y que vio abierta la veda con el caso Gurlitt, la colección de unas 1.500 obras de primer orden reunida por el marchante de arte de los nazis descubierta en 2012 en un piso de Múnich. El meticuloso estudio de su procedencia llevó al Estado
alemán a crear toda una infraestructura de gabinetes, expertos y mecanismos oficiales para investigar el origen de cada cuadro y su posible restitución. Una vez agotados los expedientes abiertos, esa maquinaria ha vuelto sus ojos a la legitimidad de las obras de origen colonial y a su importancia en la historia del arte.
En 2016 la Casa del Arte de Múnich inauguró la ambiciosa exposición titulada ‘Posguerra’, que amplió sustancialmente la narrativa típica de la producción artística en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Evitando los clichés de la Guerra Fría, presentó posiciones artísticas de África, América del Sur, Oriente Próximo y Asia Oriental. En 2017, la Galería del Arte se centró en su historia y también lo está haciendo ahora el Museo Bode de Berlín.
Legítimos propietarios
Alemania se está sin duda comportando como la punta de lanza en el espíritu de revisión del que surge, por otra parte, un nuevo mercado del arte, con marchantes e investigadores especializados que estudian las potenciales obras a devolver y buscan alrededor del globo legítimos propietarios, a menudo ajenos a la existencia de ese patrimonio y a los que cobrar suculentas comisiones. Pero la revisión del arte de origen