Nuevo golpe de la Guardia Civil al ‘frente de cárceles’ de Daesh
▶ Los tres detenidos, dos de ellos en prisión, forman parte de una estructura más amplia
La Guardia Civil lo comprobó en 2018 con la operación Escribano, y lo ha confirmado ahora: en las prisiones españolas hay un grupo de reclusos yihadistas que siguen las consignas de Daesh, cuyos miembros actúan de forma coordinada, dedicados a labores de proselitismo, captación y difusión de los postulados terroristas. Por tanto, se vislumbra una especie de ‘frente de cárceles’ del también conocido como Estado Islámico (Daesh). En la última operación fueron detenidos tres individuos: un español en la prisión de Murcia; otro, marroquí, en la de Teixeiro (La Coruña), y el último, un sujeto que ahora estaba en libertad y que fue apresado en Ceuta. Es el tercer golpe que asesta este año la Jefatura de Información del Instituto Armado dentro de los centros penitenciarios.
Los arrestados seguían la estrategia de Daesh, que ha pedido a sus presos que sumen adeptos entre la población reclusa, de tal modo que cuando salgan en libertad se incorporen a la yihad. En este caso, los detenidos realizaban «acciones públicas para trasladar los mensajes o consignas de la citada organización, entre las que se encontrarían la realización de pintadas en zonas comunes de las prisiones», y difundían a través de cartas contenidos idóneos para la captación de ‘muyahidines’.
Grupo criminal
Las fuentes consultadas por ABC, en cualquier caso, insisten en que lo más relevante de esta operación, bautizada como Altamira, es que los detenidos no actuaban a título individual, sino que estaban encuadrados en una estructura más amplia. De hecho, están acusados también de pertenencia a grupo criminal con fines terroristas.
La magnitud de esa estructura más amplia y su desmantelamiento es objeto de otra investigación. «Esta línea de trabajo comenzó en 2017 –sostienen las citadas fuentes–, y el primer hito fue la operación Escribano, realizada al año siguiente». Entonces hubo 25 detenidos en 17 centros penitenciarios dedicados a la radicalización de internos. Entre ellos había presos yihadistas tan destacados como Jamal Zougam, autor material de la matanza del 11-M; Hassan el Haski, con un papel destacado en ese mismo atentado o Mohamed Achraf, líder de la célula desmantelada en la operación Nova, que quería volar la Audiencia Nacional.
El detenido de la prisión de Murcia II, identificado como I. M., es de nacionalidad española y se encuentra allí ingresado como preso preventivo acusado de delitos de terrorismo por su actividad radical y adoctrinadora. En el centro penitenciario de Teixeiro (La Coruña) se detuvo a R. B., de nacionalidad marroquí y que cumple condena por delitos contra el patrimonio, aunque desde hace años está catalogado como interno de especial seguimiento (FIES 5) por tratarse de un interno radicalizado durante su estancia en prisión.
Por último, la Guardia Civil arrestó a M. D. en Ceuta, localidad en la que nació. Este individuo estuvo en prisión en dos etapas diferentes. La primera, hace diez años, por delitos comunes, y solo unos años más tarde por enaltecimiento y pertenencia a organización terrorista, si bien fue absuelto en 2019. Según la Guardia Civil, en ambos periodos ejerció actividades proselitistas y de difusión de consignas yihadistas.
Como ha sucedido en todas las operaciones realizadas en prisión, en la investigación, dirigida por el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional y coordinada por la Fiscalía, fue clave la actividad de control y seguimiento realizado por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias en la detección de las actividades de los ahora detenidos.
Esta es la tecera operación que hace la Guardia Civil en lo que va de año dentro de las prisiones, pero las fuentes consultadas las desvinculan de esta tercera que, como se ha dicho, se enmarca en una investigación más amplia que a medio plazo, si todo va bien, dará nuevos resultados. Es curioso que en todas haya estado implicado algún preso de la cárcel de Murcia –también en una cuarta, ésta de la Policía–, pero solo se debe a que se trata de una cárcel grande que acoge más internos encuadrados en el FIES que otras.
«Precaución»
Como informó ABC, Prisiones es consciente de que estas operaciones, que sin duda son un éxito de su plan contra la radicalización, también ponen el foco mediático en sus funcionarios. Por ello, en una reciente instrucción pide por primera vez a todos ellos que tengan «precaución» en su trato con presos yihadistas. No hay una amenaza concreta, pero alguno podría reaccionar de forma violenta.