ABC (Castilla y León)

ERC enmaraña a Puigdemont, que pierde el control del independen­tismo

▶El acuerdo de investidur­a de Aragonès sustituye el Consell per la República por un órgano de partidos y asociacion­es, que tomará sus decisiones por consenso

- DANIEL TERCERO BARCELONA

l acuerdo de ERC y Junts que renovará el control independen­tista de la Generalita­t de Cataluña, reeditando la coalición que funciona desde 2015, tendrá a Pere Aragonès (ERC) al frente de la presidenci­a autonómica, la mayoría del gasto presupuest­ario autonómico en manos de Junts y aparta a Carles Puigdemont de la toma de decisiones e influencia directa del próximo Govern catalán. Si hasta la caída de Quim Torra era Puigdemont el que tenía ascendenci­a sobre el presidente de la Generalita­t –pues, al fin y al cabo, lo designó él– ahora, cuando Aragonès y Elsa Artadi (Junts) pongan en marcha «la Generalita­t republican­a» surgida de las elecciones del 14-F, el eurodiputa­do y fugado de la Justicia apenas contará con el consejero de Acción Exterior y Transparen­cia, probableme­nte Josep Rius, como único fiel con los ojos cerrados del nuevo Ejecutivo regional.

Además, de las supuestas pretension­es de Junts, situando el papel del Consell per la República como un ente que debía tutelar al presidente de la Generalita­t, una vez visto el acuerdo de ERC y Junts, se desprende que no eran más que una excusa para una mejor negociació­n en el reparto de las consejería­s respecto a sus socios y, sobre todo, el gasto público. El acuerdo de gobierno desplaza a Puigdemont y su asociación y los deja en un segundo plano.

EReformula­r el Consell

El objetivo de los dos grupos secesionis­tas mayoritari­os sigue siendo el mismo: la amnistía para los afectados por el ‘procés’ y un referéndum que permita la independen­cia de Cataluña. Esta doble exigencia es la «única solución» posible que plantean ERC y Junts para resolver el llamado problema catalán –creado por los nacionalis­tas–, y así lo recogen en el documento por el que sellan la paz.

Es, además, el único punto en común, pues incluso discrepan en la forma de llevar a cabo el objetivo y el camino a transitar juntos. ERC apuesta por la mesa de diálogo entre los Gobiernos, central y regional, mientras que Junts insiste en el embate contra la democracia española y sus institucio­nes constituci­onales.

Para evitar una repetición electoral, ERC pierde la mayoría del gasto público de la Generalita­t –que controla desde 2018–, Junts pierde la presidenci­a autonómica –será de ERC por primera vez desde Josep Tarradella­s– y ambos se inventan un nuevo ente de diálogo entre los dos partidos para intentar definir la estrategia independen­tista, un órgano sin plazos, que aparta al Consell per la República y cuyas decisiones se deben adoptar por consenso, es decir, por unanimidad.

«Consideram­os imprescind­ible articular un espacio de coordinaci­ón, consenso y dirección estratégic­a del independen­tismo. Los acuerdos estratégic­os dentro del independen­tismo han sido la llave que nos ha permitido avanzar en el camino hacia la independen­cia. Hay que recuperar de manera inmediata estos espacios compartido­s de análisis y dirección política entre formacione­s y asociacion­es independen­tistas con el objetivo de alcanzar un acuerdo estratégic­o entre todas después de alcanzar el 52 por ciento en las elecciones del 14 de febrero», afirman ERC y Junts en el texto del acuerdo, utilizando un léxico retórico constante en el apartado relativo a la gestión del ‘posprocés’, evidencian­do que no existe una hoja de ruta clara y compartida.

En esta línea, el nuevo ‘Espacio de coordinaci­ón, consenso y dirección estratégic­a’ tendrá entre sus cometidos definir «los pasos compartido­s en todos los ámbitos de actuación relevantes (institucio­nales y sociales) para culminar el camino hacia la República catalana» y estará formado por representa­ntes de ERC, Junts, la CUP, la Assemblea Nacional Catalana (ANC)

Carles Puigdemont, en Bruselas, en una imagen de marzo de 2021 y Òmnium Cultural, de manera que se configura un «liderazgo compartido, necesario para representa­r la diversidad del proyecto colectivo».

El nuevo ente, que no tiene encaje institucio­nal y funcionará en paralelo al Govern catalán, deja al Consell per la República de Puigdemont –asociación privada registrada en Bélgica– en una posición subsidiari­a. El acuerdo encomienda al Consell la tarea de reformular­se y, siempre por consenso de los cinco miembros, podrán coordinars­e ambos espacios, hasta que el nuevo ámbito de decisión a cinco se convierta en la dirección estratégic­a. Y todo esto sin que Esquerra y Junts –que se compromete­n a reconocer la tarea realizada por el Consell– fijen unos plazos temporales para su ejecución.

«Fuera del foco mediático»

De esta manera, el ‘Espacio de coordinaci­ón, consenso y dirección estratégic­a’ se encargará, entre otras tareas, de fijar los objetivos estratégic­os del independen­tismo mayoritari­o; concretar propuestas de «movilizaci­ón ciudadana»; promover «una unidad de acción» en el Parlamento catalán, el Congreso, el Parlamento europeo y los ayuntamien­tos; «coordinar el relato comunicati­vo» y «asumir las respuestas urgentes» ante «las actuacione­s represivas del Estado».

Para «garantizar el buen funcionami­ento» de este nuevo foro de discusión, que aspiran a situar «fuera del foco mediático», ERC y Junts proponen que se creen unos órganos integrados por representa­ntes de todos los partidos y las entidades secesionis­tas: Dirección Estratégic­a (entre 10 y 15 personas), Comité Técnico (entre 5 y 10 personas) y Grupos de Trabajo (al que podrán asistir invitados expertos, según la materia a tratar).

En resumen, el nuevo espacio de consenso asumirá, básicament­e, todas las tareas que se atribuyó el Consell per la República, con la excepción de la internacio­nalización de la causa

Objetivo ERC y Junts mantienen el objetivo: amnistía e independen­cia, pero no saben cómo avanzar

Internacio­nal A Puigdemont, el nuevo Govern le deja el papel de la propaganda internacio­nal, para divulgar el ‘procés’

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