ABC (Castilla y León)

Baleares permite a una mujer sin pareja inscribir a su hija, nacida en Rusia

Sentencia pionera en España para una gestación subrogada sin vínculo genético ▶

- MAYTE AMORÓS PALMA DE MALLORCA

La Audiencia de Palma ha resuelto un caso inédito al reconocer la maternidad de una mujer soltera de Ibiza que contrató un vientre de alquiler en Rusia para tener una hija. El tribunal considera que «el interés del niño» prevalece sobre la prohibició­n de la maternidad subrogada en España, donde se consideran nulos los contratos de vientre de alquiler.

La justicia considera que en este caso «sólo el mantenimie­nto de la niña en el entorno familiar en el que vive y que conoce, y el establecim­iento de la filiación pretendida puede dotar a la menor de la seguridad jurídica y estabilida­d necesarias para que pueda desarrolla­rse con plena tranquilid­ad en todos los aspectos de su vida».

Se trata de la primera vez que la jurisprude­ncia se pronuncia sobre un caso de gestación subrogada sin vínculo genético. En los países donde no hay intervenci­ón judicial –todos salvo Canadá, EE.UU. y México– debe probarse esta carga genética y en este caso, al no haberla, ha tenido que pronunciar­se la justicia al respecto.

Inédito La madre, de 47 años, recurrió a un donante anónimo para que una joven rusa engendrara

Inscripció­n Los jueces de Baleares interpreta­n la doctrina del Tribunal Europeo de Justicia

Fiscalía

María Teresa Gregorio, de 47 años y residente en

Ibiza, recurrió a un donante anónimo para que una joven rusa engendrara a su hija. La niña nació en Moscú en 2015, después de que su madre recurriera a una empresa especializ­ada en este tipo de fecundació­n. Poco después, ambas se trasladaro­n a Ibiza, donde viven en el domicilio familiar.

Como es habitual para las familias que recurren a los vientres de alquiler, los problemas empezaron cuando María Teresa fue a inscribir a la menor como hija suya en el Registro Civil y se chocó con el criterio de la Fiscalía, que entendía que no se podía registrar a la pequeña pese al visto bueno de la legislació­n rusa y a que se hubiera formado una familia a raíz del contrato de maternidad subrogada.

En este caso la situación ha sido mucho más complicada al no existir ningún vínculo entre los padres, dado que la mujer, mediante la contrataci­ón de una empresa especializ­ada, recurrió a un esperma anónimo. El tribunal ha tenido que ponderar lo que supone recurrir a este método considerad­o ilegal en España, con el interés del menor, según informa el Diario de Ibiza. Aunque no es la primera vez que se analiza el caso de una pareja española que contrata a una mujer para engendrar a una criatura, el caso es inédito al tratarse de una mujer sola que recurre a este método, sin contar con una pareja.

En bien del menor

El juzgado de Primera Instancia dio la razón a la madre y, ahora, la Sección Cuarta de la Audiencia ratifica la decisión tras reunirse en pleno ante la extrema importanci­a de este caso. Los cinco magistrado­s recurren a la interpreta­ción que realiza el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, atendiendo a las circunstan­cias concretas del menor para garantizar su protección. Todos consideran que hay que tomar la solución menos lesiva para el menor y que el Estado debe permitir que el vínculo entre la niña y su familia se desarrolle a través de una protección legal.

Los jueces de la Audiencia de Baleares han recurrido a la interpreta­ción que realiza el Tribunal Europeo, que considera que la convivenci­a de un niño durante más de seis meses con un adulto se debe interpreta­r como un núcleo familiar. Por lo tanto, reconoce la maternidad de esta mujer residente en Ibiza, aunque la niña fuera engendrada por otra persona y no tuviera ningún vínculo familiar con el varón que realizó la donación de esperma.

Aunque en España no está permitida la maternidad subrogada, este método sí es legal en Rusia. Esta mujer de Ibiza se vio obligada a vivir más de un año en Moscú, dado que el Consulado español se negaba a registrar a la niña como ciudadana nacional y a proporcion­arle un salvocondu­cto para que pudiera viajar hasta la isla de Ibiza.

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