Richard Nonas (1936-2021)
De la antropología a la escultura
Antropólogo de formación, el escultor norteamericano Richard Nonas, que acaba de fallecer a los 85 años en su Nueva York natal, terminaría convirtiéndose en una de las figuras más singulares del posminimalismo.
Tras estudiar su carrera en diversas universidades de su país, Nonas realizó trabajos de campo en Canadá, México y Arizona. Esos viajes, esa errancia fueron determinantes en su concepción del mundo, y lo empujaron a convertirse en artista. Eligiendo trozos de metal o de madera encontrados, o piedras, y recurriendo a un lenguaje siempre despojado y humilde, practicó un minimalismo ‘sui generis’. Tanto sus maderas, en ocasiones con toques de color, y que nos imaginaríamos muy bien colgadas junto a las de Schwitters o a las de Torres-García, como sus piezas de acero, no poseen la frialdad del primer minimalismo. Inspirado maestro de la carpintería, de sus manos ha salido hasta algún kayak. Creador que no rehuía emplear la palabra emoción, y devoto de Giotto, Brancusi o Rothko, Nonas ha realizado numerosas instalaciones permanentes en entornos naturales. Pero incluso en ese tipo de trabajos, que lo acercan al ‘land art’, gusta del pequeño formato.
Nonas, cercano en sus inicios a Carl Andre y a Richard Serra, fue muy activo en la escena neoyorquina alternativa de los setenta. Expositor habitual en el 112 de Greene Stret o en la Clocktower Gallery, en 1971 participó en la mítica colectiva ‘Under the Brooklyn Bridge’, organizada por Gordon Matta-Clark y Alana Heiss al pie de esa emblemática obra de ingeniería. Por aquella época, también brilló en libros de artista de estilo sobrio, a veces con textos. Fiel a lo aprendido en su primera vida, su exposición de 1981 en el Centro de
Arte Contemporáneo de Varsovia se la dedicó a la memoria del antropólogo polaco Bronislaw Malinowski.
Annemarie Verna en Zurich, Hans Mayer en Düsseldorf, Hubert Winter en Viena, Max Hetzler en Stuttgart (entonces), Ugo Ferranti en Roma, Salvatore Ala en Milán, Anders Tornberg en Estocolmo, o Christian Gaillard en París, son algunos de los galeristas europeos avizores, todos ellos de primera, que apostaron por este artista singular. En 2012, el Musée Gassendi de Digne (Haute-Provence) reunió a dos amantes de la naturaleza y de la montaña: Nonas, y nuestro amigo Bernard Plossu, que fotografió la instalación permanente del norteamericano en la vecina aldea de Vière, e hizo muy buenas migas con él. En España, en 1988 se vio obra suya en el Reina Sofía, en la colectiva sobre la colección Panza. En 1993 colaboró en el catálogo de la muestra Matta-Clark del IVAM. Y en 2001 una obra suya se integró en la colección Montenmedio, la peculiar aventura gaditana que liga arte y naturaleza.