¡Media vuelta, ar!

Tras recorrer media España durante años para ser diputado en algún sitio (y fracasando), el general de Podemos dice ahora que no quiere el escaño en Madrid. No sin mi Pablo

Aunque fuera de rebote y debido a la espantada de Pablo Iglesias, Rodríguez había conseguido, tras tres o cuatro intentos fracasados, un acta de diputado. ¡Al fin! Había tenido que cambiar de circunscripción, o incluso de parlamento, y no había manera de que fuera electo. De Zaragoza a Almería, de las generales a las autonómicas... lo que hiciera falta, el exgeneral fue dando vueltas y más vueltas acogido siempre al lema «mi patria es la gente», que hasta en 2018 escribió un libro con ese título. Pero era imposible, votaba ‘la gente’ y él siempre se quedaba fuera; y aunque la jornada fuese feliz en la sede podemita a él se le atragantaba siempre la noche electoral. De hecho, solo la renuncia de su mentor político (menuda puntería la del general) tras el 4-M hacía posible que pudiera cumplir su sueño después de tanta pesadilla y tanto rechazo de ‘la gente’ de media España. Pues no, el que fuera Jemad de Rodríguez Zapatero, aquel héroe del ‘Alakrana’ y los cuatro millones de dólares para los piratas, ahora da la espalda a sus electores, imita a su guía en el ‘ahí os quedáis’ y no coge el acta de diputado madrileño ni para disimular, aunque fuera solo unos meses de esta legislatura autonómica tan corta (dos años apenas), por respeto o consideración hacia quienes cogieron una papeleta en la que venía su nombre. ¿Cómo dice usted?, ¿en Vallecas dos años? ¡Media vuelta, ar!