Casado abronca a Sánchez y después carga culpas a Rabat
▶ El líder del PP ofreció un apoyo crítico y el jefe del Gobierno le acusó de ser desleal
El presidente del Gobierno y el líder de la oposición tuvieron ayer una oportunidad de oro para enviar un mensaje de unidad política frente a la afrenta territorial más grande que ha sufrido nuestro país en los últimos años. La ocasión, sin embargo, voló por los aires en menos de cinco minutos entre la retahíla de críticas con las que Pablo Casado intentó combinar su apoyo al Gobierno y el ataque con que Pedro Sánchez respondió a las mismas. El reloj del Salón de Plenos marcaba ayer poco más de las nueve de la mañana cuando el líder de la oposición ya había señalado la gestión del jefe del Gobierno como responsable de la crisis de Ceuta y el socialista le había acusado de ser «desleal» a España y los ciudadanos. En ese momento se desconocía si Marruecos iba a continuar la ofensiva humana sobre Ceuta, pero la conclusión era evidente: no existía unidad política frente al desafío de Rabat.
«El caos de su Gobierno es nuestra mayor debilidad fuera», reprochó Casado al presidente, al que pidió que «sea humilde» y se «deje ayudar» junto a una «rectificación» de su política. Casado remató asegurando que a Sánchez «le queda grande» la dirección del país porque «no ha sabido gestionar ni la crisis sanitaria, ni la crisis económica, ni la crisis territorial ni la crisis internacional».
Fuentes del PP admitieron después que quizá Casado se equivocó en la forma de trasladar el mensaje y no fue «muy cordial», pero defendieron la denuncia de los errores cometidos por el Ejecutivo. «La crisis diplomática es culpa de Marruecos, pero la responsabilidad es del Gobierno porque se podía haber evitado», dijo después Casado. Desde su grupo también hicieron hincapié en la respuesta «absolutamente desproporcionada» del jefe del Gobierno. Y es que, como viene siendo habitual, las críticas de Casado se le indigestaron a Sánchez, quien reaccionó con virulencia y le acusó de «tener un único objetivo: utilizar cualquier calamidad para derribar al Gobierno». «Y no lo va a lograr», sentencio, y recibió un gran aplauso.
«Intenta encasillarle»
Según fuentes populares, la voluntad de Casado no es tal sino apoyar al Ejecutivo frente al desafío de Rabat. De ese modo, insistieron en su intención de ayudar y cerrar filas con La Moncloa frente a «cualquier agresión exterior». Pero incidieron en que esta posición no significa una dejación en sus funciones de control como oposición.
Si el Ejecutivo comete errores, el líder de la oposición los seguirá denunciando, aunque tienda la mano en cuestiones de Estado. Fuentes del Grupo Popular lamentaban ayer el intento de Sánchez de «encasillar» a Casado en el rol de alguien que no quiere acordar nada. «No es así», subrayaban, aunque es evidente que, una semana más, Casado volvió a servir esta estrategia a Sánchez en bandeja.
Plus de responsabilidad
El nuevo choque entre ambos líderes se produjo tan solo 24 horas después de que el segundo telefoneara al primero para trasladarle el apoyo de Génova ante el ataque marroquí. «Hay más lealtad en esta oposición que en su Consejo de Ministros», aseguró el líder popular a Sánchez durante su cara a cara.
Pero según el jefe del Ejecutivo esta posición no es sincera. «Ayer por la mañana tuvimos una conversación privada por teléfono y usted dice que apoya al Gobierno de España; y hoy aquí, y ayer en sus declaraciones, hace justo lo contrario, es lo que pasa siempre con ustedes», argumentó. «No me ha quedado claro, ¿apoya al Gobierno de España o no lo apoya?», preguntó. «España está sufriendo un desafío por parte de un tercer país que es Marruecos y queremos saber de qué lado está la oposición», abundó. Además, el líder socialista dio a entender que quien debe esforzarse por lograr la unidad política frente a la crisis no es el Gobierno sino la oposición. Lo hizo al pedir «un plus de responsabilidad y sentido de Estado» a los grupos parlamentarios y «particularmente, a aquellos de la bancada conservadora».
Pese a las fuertes críticas que Sánchez lanzó a Casado, lo cierto es que tampoco obtuvo un cheque en blanco de ninguno de los grupos que intervinieron en la sesión. Desde Ciudadanos, su presidenta, Inés Arrimadas, reclamó «una respuesta contundente, de Estado», en la que estén «todos los constitucionalistas con unidad». Sin embargo, advirtió de que este apoyo cerrado tiene precio y que si el líder socialista quiere lograrlo «debe corregir errores evidentes» y «dejar muy claro a todo el mundo que a España no se la chantajea».
Las advertencias de Arrimadas, con la que el Gobierno se ha entendido en múltiples ocasiones, no enmendaron la posición que los miembros del Ejecutivo traían preparada y la exigencia de unidad a la oposición continuó en el cara a cara entre la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. «Lo único que tienen ustedes que hacer en este asunto: con España y con el Gobierno legítimo y constitucional», reclamó la número dos del Gobierno. Previamente, el dirigente de Vox le había advertido de que la «primera y máxima obligación» del Ejecutivo es «defender a los españoles y su territorio», emplazando a los socialistas a que «se vayan cuanto antes» si no están dispuestos a hacerlo. Al igual que Casado, Espinosa de los Monteros señaló la debilidad del Gobierno como la causa que llevó a Marruecos a lanzar una «auténtica invasión» sobre Ceuta.