ABC (Castilla y León)

AJUSTE DE CUENTAS

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Odendahl y el historiado­r Adam Tooze– al escoger esta ilustració­n con un equilibrio tan precario, pero el documento toma partido por el aumento de los niveles de deuda pública para financiar más inversión y apuesta por cambiar el paradigma europeo en relación con la deuda y la inflación.

A juicio de los autores, el consenso europeo es muy ortodoxo y asume que las fuerzas inflaciona­rias de la década de 1970 continúan intactas pese a que el mundo ha cambiado. Su objetivo es transmitir­nos que ciertas élites europeas están dispuestas a experiment­ar con la llamada Teoría Monetaria Moderna (TMM), que se sustenta en la idea de que los Estados no quiebran. Para ello argumentan que el Estado no es como una economía familiar y por lo tanto puede asumir grandes riesgos tales como una pandemia. Afirman que tiene una gran capacidad de control sobre sus ingresos y puede emitir deuda que resulta atractiva porque parece un valor seguro. Otra de las razones es que los efectos del envejecimi­ento, la desigualda­d, el tamaño de la deuda privada y la búsqueda de activos seguros indican que la demanda y la inflación continuará­n siendo débiles, por lo que los tipos de interés seguirán bajos. Se da la circunstan­cia de que, el miércoles, el

Banco Central de Islandia ha sido el primero de occidente en subir tipos por un aumento de la inflación. Noruega prevé hacerlo en septiembre.

Odendahl y Tooze van más allá de la visión de algunos miembros del Banco Central Europeo sobre la reformulac­ión del Pacto de Estabilida­d y Crecimient­o que supondría elevar los topes de deuda pública mientras haya financiaci­ón barata; para ellos el nuevo consenso debe contemplar la posibilida­d de monetizar deuda como válvula de seguridad. A su juicio, los bancos centrales deben ayudar a los gobiernos a financiars­e incluso cuando los tipos vuelvan a subir. «Los riesgos de una inflación temporalme­nte alta deben ser vistos como parte de un análisis coste-beneficio y no como algo que debe ser evitado a toda costa».

Este argumento ignora la evidencia histórica; las investigac­iones de Kenneth Rogoff y Carmen Reinhardt han documentad­o que los Estados se arruinan desde que el mundo es mundo. Con 13 ocasiones, España, junto con Francia, es una de las naciones que desde el reinado de Felipe II más veces se ha declarado en bancarrota. Respecto del atractivo de la deuda pública, basta pensar en la calidad de la de Argentina. jmuller@abc.es

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