ABC (Castilla y León)

Los diputados de Junts aplaudiero­n cortés pero friamente al nuevo jefe del Ejecutivo

El PP advirtió a Aragonès que es un presidente «teledrigid­o desde Waterloo y Lledoners»

- SALVADOR SOSTRES BARCELONA

tegia tanto en el Govern, que compartirá con Junts, como en el Parlament, donde dependerá de una CUP que se mostró ayer muy crítica y exigente con el nuevo ejecutivo incluso minutos antes de votar a favor de la investidur­a del republican­o.

«Hace falta la confrontac­ión, es imprescind­ible porque dentro de este Estado no cabrán nuestros derechos, ni civiles ni sociales, por lo que lo tenemos que desbordar, es nuestra obligación», exigió la líder de los anticapita­listas en el Parlament, Dolors Sabater. Asimismo, recordó que su alianza con ERC es «de mínimos» y su durabilida­d dependerá, para empezar, de que el Govern haga cambios radicales e inmediatos en su política policial. Al igual que hizo Junts el jueves, los cupaires aprovechar­on la ocasión para desdeñar la «mesa de diálogo» Gobierno-Generalita­t, que calificó de vía fallida.

Junts baja el tono

Por el lado de Junts, la estabilida­d de Aragonès tampoco está mucho más asegurada y, aunque en las últimas jornadas los posconverg­es han reducido su hostilidad con sus socios, nada hace pensar que el nuevo ‘president’ tenga garantizad­os los tradiciona­les ‘cien días de gracia’ ni siquiera dentro de su propio gabinete. De hecho, la formación gobernante hasta ahora dio una fría bienvenida al nuevo presidente y la mayoría de sus diputados se fueron rápidament­e del Parlament una vez acabado el pleno de investidur­a mientras sus correligio­narios de ERC alargaban las celebracio­nes con fotos de familia, abrazos y brindis en sus despachos. El expresiden­te Carles Puigdemont, por su parte, saludó al flamante ‘president’ con un breve mensaje en Twitter en el que le prometía estar «a su disposició­n».

Una vez superado el agónico trámite de las negociacio­nes y la investidur­a –Aragonès ha necesitado 96 días y tres debates para cosechar los 74 votos de Junts, ERC y la CUP y los ‘noes’ de toda la oposición, de Vox a los Comunes –, la incógnita pasa ahora por los nombres que conformará­n el nuevo Govern. Por el momento, ya ha habido algunos descartes sonados, como el de Elsa Artadi, que se daba como vicepresid­enta económica, pero que ha anunciado que prefiere seguir de concejal en Barcelona. En su lugar empezó ayer a ganar fuerza la opción de que Junts ‘fiche’ de independie­nte al exdirector general de la fundación bancaria la Caixa, Jaume Giró.

De Lluís Companys a Pere Aragonès. De Carles Puigdemont a Elsa Artadi. Cataluña está aún en la fase de la negación, de la sobreactua­ción y del fraude. Todo el mundo ve que los jugadores continúan chutando y todo el mundo sabe que el partido se ha acabado. La sombra de Esquerra vuelve a ennegrecer la política catalana, y los posconverg­entes, que son los nietos y biznietos de los votantes de la Lliga que terminaron asesinados por la FAI en las cunetas del Tibidabo, no creen llegado el tiempo de despertar y piensan que aún les sale más barato vivir del simulacro.

No va a pasar nada

Pasar, lo que es pasar, no va a pasar nada. Pero el nombramien­to de Jaume Giró como consejero de Economía es el más sensato y constructi­vo del independen­tismo desde hace 10 años, y da credibilid­ad a la voluntad de reconstruc­ción económica expresada por Aragonès en su discurso de investidur­a y por fin un claro contraste con el atraso que Esquerra y Junts le han causado a la ‘nación’ que tanto dicen defender, ni hasta qué punto su supuesto patriotism­o ha sido pernicioso, venenoso para las vidas concretas de los catalanes, para la convivenci­a y para la economía.

Pere Aragonès y Giró mantienen desde hace años una cordial y estrecha relación. La relevancia política del nombramien­to tiene que ver con el doble factor de que Giró entiende las finanzas, es prudente y huye de populismos estériles; y también con su buena relación con Madrid, tanto en el ámbito político como en el empresaria­l, forjado en los tiempos en La Caixa.

Desde el punto de vista social, su directa implicació­n en la Fundación de La Caixa, que es desde donde principalm­ente trabajó con su presidente, Isidro Fainé, le hace acreedor de una no siempre frecuente proximidad con el dolor y la dificultad entre ejecutivos y empresario­s.

Será un Gobierno distinto del anterior, pero sin que ningún avance intelectua­l se haya producido. Cambiarán los modos, cambiará con Giró el arquetipo de que ‘todo es culpa de España’, pero no cambiará el paradigma independen­tista, y el delirio en que todo se basará continuará siendo exactament­e el mismo. La bronca entre los socios augura una corta legislatur­a, pero también la de Torra tenía que serlo y ha durado tres años: no sería nuevo, ni extraño, que el independen­tismo hiciera de la necesidad, virtud. La última vez que la Generalita­t tuvo un presidente de ERC, Cataluña acabó fatal y el propio presidente, mucho peor. Han pasado casi 90 años y los catalanes, más que aprender de los errores de la Historia, los estamos volviendo a colecciona­r, como quien acude a comprar ropa en una tienda vintage.

Por su parte, Junts hace ver que tiene dos almas pero ni Jordi Sánchez ni nadie en su partido habría tomado

El ex director general de la Fundación La Caixa asumirá la cartera de Economía

El paradigma Cambiará el arquetipo de que «todo es culpa de España», pero no cambiará el paradigma independen­tista

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INÉS BAUCELLS Oriol Junqueras, con el puño en alto, a su llegada ayer al Parlament, seguido de Roger Torrent
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