Triunfar al límite de lo imposible
▶ Zidane arenga a su equipo para rematar una remontada impensable en enero
Si Zidane gana esta Liga habrá rubricado el mejor trabajo de su vida como entrenador, su coronación al mando de una plantilla. Será un éxito superior a las tres Copas de Europa conquistadas, porque rematará una remontada impensable con un grupo de profesionales que se vieron descartados para este objetivo demasiado pronto. Será un título que parecía imposible hace cinco meses, a doce puntos del líder, vapuleado por todas partes, con un equipo criticado por su falta de rendimiento, hasta que el entrenador provocó un punto de inflexión basado en la experiencia adquirida en seis años al frente de la plantilla del Real Madrid.
Fue aquella petición de respeto, un día antes de medirse al Huesca, la que suscitó el aplauso del vestuario en la cocina blanca, todos atentos a una rueda de prensa histórica, inolvidable para la eternidad, que sentó como una inyección de adrenalina en los futbolistas. Los jugadores ovacionaron el golpe sobre la mesa de su jefe, pero después era necesario que ellos también dieran otro golpe sobre la mesa verde del césped.
Se sintieron incitados. Y lo dieron todos, veteranos y noveles, más los chavales de La Fábrica, desde Miguel a Blanco pasando por Marvin, Arribas y Chust, que respondieron en una comunión de moral que les ha llevado a pujar por la victoria final hasta el último minuto del torneo.
Zidane admite que aquella escenificación con tintes de enojo fue el órdago
Odriozola
Valverde
Rodrygo
Pino
Moreno
Courtois
Militao
Casemiro
Benzema
Gerard Moreno
Parejo
P. Torres
Capoue o Coquelin
Vinicius
Mori o Albiol
Asenjo
Nacho
Modric
Bacca o Alcácer
Miguel
M. Gómez
Gaspar de una temporada convulsa: «Me habíais criticado mucho y yo dije que nos dejaran trabajar, que fuimos campeones de Liga pocos meses antes. Pedí respeto. Y desde entonces cambiamos la situación y lo hemos llevado hasta el último partido, sin perder».
Solo una derrota, en Champions, ha soportado el club desde aquella afrenta del técnico francés. Sus pupilos encadenan diecisiete partidos de Liga invictos, doce triunfos y cinco empates. Hoy necesitan otra victoria y que el Atlético no gane en Pucela para celebrar el trigésimo quinto campeonato de la entidad, el tercero de Zinedine.
La conversación pendiente
El reto es difícil, dependen del rival, pero el responsable del Real Madrid arenga a sus huestes y califica los méritos de sus hombres en el curso: «La nota será un diez o un nueve y medio».
El entrenador es más duro en su valoración personal. Ha sacado de nuevo los dientes en este final de campaña. Sin desvelar si continuará, si está cansado de la presión o si esta situación es similar a la de hace tres años, cuando se marchó, esgrimió datos de su forma de ser, de ver, de pensar: «Volví aquí (en 2019) con mucha energía y lo he dado todo. Yo soy un ganador, yo peleo, yo lo doy todo para ganar y este es el ADN del Real Madrid y los jugadores lo han dado todo para ello. Sí soy muy autocrítico. Ahora estamos ilusionados en ganar esta Liga».
Agradeció el apoyo de sus futbolistas, que le han pedido seguir, como publicó ayer ABC: «Los jugadores me han salvado, siempre les estaré agradecido». Y dejó un mensaje para la esperanza de su permanencia en el cargo: «Cuando acabe la Liga hablaremos. También tengo que pensar lo que opina el club». Estas palabras se refieren a esa ley no escrita en el Real Madrid que dicta que un entrenador no sigue si no gana títulos. No siempre ha sido así. Depende de las circunstancias y este año todas se cebaron contra el equipo. La entidad quiere que continúe porque su labor y su reacción han sido plausibles. Y espera que siga. Se augura una conversación entre técnico y presidente en los próximos días. Hoy le toca luchar por su duodécimo título como técnico madridista.
«Los jugadores me han salvado, siempre les estaré agradecido; soy un ganador, es el ADN del club»