«Mis parejas me han restado a nivel profesional»
La que fuera una de las grandes modelos de los años 90 sigue pisando fuerte sobre la pasarela
Los viejos rockeros nunca mueren y eso ahora pasa con las modelos de toda la vida que no tienen necesidad de ceder el testigo al seguir en auge. Le pasa a la top de los 90, Cristina Piaget, imagen de la firma Schlesser para dar visibilidad a la mujer madura, hoy el auténtico objeto de deseo de la moda. —Con iniciativas como la que ha protagonizado para Schlesser parece que se acaba la maldición que antes asolaba a las modelos que veían cómo dejaban de trabajar a los 40. ¿A qué cree se debe este cambio? —Estamos viviendo un momento sin precedentes; ya no existen unos prototipos a seguir como antes en mi época cuando los ejemplos éramos Sastre, Judit Mascó y yo, que nos llevaban hasta en la carpeta del colegio. Ahora la cosa ha cambiado. Gracias a Dios, la moda refleja la necesidad de una sociedad que está regida por la diversidad y no solo de imagen, sino también de género y raza. Es un momento muy liberador en ese sentido. —¿Son campañas excepcionales o realmente los tiempos han cambiado? —Realmente los tiempos han cambiado. Hoy tú puedes como mujer elegir unas opciones con las que identificarte y no someterte a un determinado prototipo. La integridad se ha impuesto, pero te diré que es una cuestión del mercado, ya que hay un nicho para la mujer que tiene más poder adquisitivo y suele ser de 40 para arriba. —¿Qué queda de la Cristina que iba por las pasarelas de todo el mundo? —Estoy muy agradecida por ese reconocimiento que me dio la libertad de cumplir mi verdadero sueño de convertirme en actriz. Pude pagarme mis cursos, mi casa… no depender de nadie. Además conseguí que no se me subiera a la cabeza. Siempre fui muy disciplinada y de aquel tiempo siguen quedando las ganas de viajar y descubrir nuevas culturas. —Su mirada fue su santo y seña como su personalidad. ¿Cree que hoy las modelos lo tienen más fácil? —Antes, las que despuntábamos teníamos personalidades fuertes como es el caso de Naomi Campbell. En esos años nos daban algo más de margen y libertad, no teníamos que caminar todas igual. Ahora despuntan porque así lo ha decidido su mánager aunque es verdad que hoy tienen cabida modelos con una imagen diferente.
—Cada día más. En estos momentos, mi hijo es la prioridad pero me gusta disponer de mi espacio y continuar aportando en las artes escénicas tanto en mi faceta de actriz como en los proyectos que escribo.
—¿Qué siente hoy cuando pisa una pasarela?
—Confieso que es un reto ya que me comparan conmigo misma pero quince años atrás. ¡Es muy loco! Si lo piensas genera bastante presión y eso que tengo suerte por mi genética y porque he procurado mantenerme bien. De ahí que la Cristina de hoy no tenga que imitar a nadie, sino ser la mejor versión de sí misma. Ese pensamiento me tranquilizó antes de salir al maravilloso desfile de Schlesser donde formé parte de una pasarela en la que predominaba la diversidad: mujeres altísimas, más rellenas, más mayores, una con una ortopedia... Resultó emocionante. —En los últimos años se ha volcado en su carrera como actriz pero su ambición abarca más terrenos...
—Ha pasado ya un tiempo desde que hice mi primera película con Anthony Perkins. Desde entonces he seguido formándome. El año pasado me estrené como dramaturga en la escritura y dirección de mi obra ‘El photocall’ tras seis meses de laboratorio teatral con los mejores maestros. Luego, por la situación que hemos pasado, tuve que dejar las funciones y centrarme en hacer cortometrajes que era lo que se podía. La buena noticia es que dos ya están seleccionados para distintos festivales. Es muy importante que el Gobierno conceda ayudas, ya que tanto el teatro como el cine son muy necesarios y hacen mucho bien a la salud. El sello de nuestra nación no lo marcan únicamente los toros. Respeto la fiesta nacional pero hemos ganado reconocimiento mundial gracias a nuestros grandes profesionales del cine y del teatro. —Siempre ha sido una mujer independiente y luchadora. ¿No se cansa de tener que batallar en solitario? —Me independicé con 18 años y a los 20 ya di una entrada para comprar mi casa de Lavapiés. Aprendí a confiar en mí. Cuando he tenido relaciones ha sido maravilloso, pero profesionalmente me han restado. Por eso mi idea de pareja ideal es el ejemplo de Frida Kahlo y Diego Rivera: juntos pero unidos por un pasillo aéreo que enlazaba las dos viviendas. Espacios diferentes, pero convivir a diario. —Lo digo también por su faceta como madre ya que está educando a su hijo en soledad. —Mi madre y mi familia siempre están si los necesito pero reconozco que me gustaría tener un cómplice que me apoyase y nos potenciásemos mutuamente y que, por supuesto, amase a mi hijo.
Otros tiempos «Antes las modelos despuntábamos por nuestra personalidad, ahora es porque lo ha decidido su mánager»