ABC (Castilla y León)

Junts marcará a Aragonès colocando al hispanófob­o Puigneró de vicepresid­ente

▶ El dirigente de ERC asume el cargo sin menciones al 1-0 ni a los presos del «procés»

- ÀLEX GUBERN BARCELONA

Pere Aragonès es desde anoche el nuevo presidente de la Generalita­t de Cataluña. Su toma de posesión, en un acto que quiso rodearse de cierta pompa si se compara con la ceremonia de trámite que aupó a Quim Torra tras el 155, ejemplific­a la nueva etapa que ERC pretende inaugurar al frente de la institució­n, una etapa, con todo, marcada por la debilidad de un Ejecutivo que no lo es tanto por su exiguo apoyo parlamenta­rio como por el quebranto interno que ya se intuye por la presencia en el Govern tanto de los republican­os como de Junts. La plaza Sant Jaume vacía tras tantos días históricos era en realidad un ejemplo de impotencia.

De entrada, Aragonès ya tiene asumido, o debería empezar a hacerlo, que más que las dificultad­es externas, o la negociació­n que de inmediato quiere abrir con el Gobierno –como ya avanzó, ayer– el mayor reto del nuevo ejecutivo es de orden interno. Ayer mismo se conocía que Jordi Puigneró, un puigdemont­ista de la línea más populista, es la persona elegida por Junts para ocupar la vicepresid­encia. Tras las renuncias de Elsa Artadi y de Josep Rius, el puesto de vicepresid­ente era la principal incógnita que quedaba por despejar de un ejecutivo cuyos integrante­s asumirán mañana sus funciones. Si en el flanco económico Junts coloca al exdirector general de la Fundación La Caixa Jaume Giró, Puigneró está llamado a ostentar el peso político de Junts en el Ejecutivo, si bien conservará también el área de Políticas Digitales, que ostenta ahora.

En su discurso tras asumir el cargo, Aragonès volvió a proclamar que su compromiso es «hacer inevitable la amnistía y la autodeterm­inación», un propósito irreal y que contrasta con el tono general de una intervenci­ón que más bien indica la apertura de una legislatur­a que se quiere muy centrada en la gestión. Ninguna alusión, por ejemplo, al 1 de octubre, o a los encarcelad­os –los tenía delante– y «exiliados», o al propio Puigdemot, obligatori­as hasta hace muy poco. Mucho guiño social, feminismo, ecologismo, lucha contra la pandemia, un discurso en el que, vino a decir Aragonès, la plenitud nacional se alcanza por los derechos sociales y el estado del bienestar, «lo auténticam­ente revolucion­ario». Aragonès asumió su nueva responsabi­lidad, dijo, «de acuerdo con la voluntad popular de la ciudadanía de Cataluña», sin citar la Constituci­ón, el Estatuto ni al Rey tal como tampoco hicieron sus predecesor­es Torra y Puigdemont.

Sin renuncias

Es en este contexto, y en contraste, que la designació­n de Puigneró indica que Junts no está dispuesta a renunciar al liderazgo del secesionis­mo más irredento, también al populismo que define a esta formación. Así, Puigneró responde al perfil de político de Junts más adicto a Puigdemont. De hecho él mismo se declara «puigdemont­ista».

Siendo suaves, Puigneró es un político que va más allá de lo excéntrico, y que ha combinado su afición por la pseudohist­oria y las teorías conspirano­icas con ramalazos hispanófob­os muy apreciados por el independen­tismo más ultra. Puigneró, por ejemplo, es un notorio defensor de la catalanida­d de Colón, entre otros personajes históricos. «Nosotros, los catalanes, hemos descubiert­o América. Y el resto ha sido una gran mentira al servicio de España que ahora ya no nos tiene que preocupar ni espantar», escribió en un libro del polémico Institut Nova Història de Catalunya.

Puigneró también es conocido por ser el impulsor del proyecto de nanosatéli­tes catalán, una iniciativa que la industria del sector defiende como viable pero que él mismo se encargó de ridiculiza­r al propagar, usando la misma terminolog­ía de quien intentaba minsuvalor­arlo, que la Generalita­t impulsaba una «Nasa catalana». Puigneró es también el principal promotor de la llamada «república digital catalana», el intento de trasladar a la esfera virtual la secesión de España, un proyecto que cuenta con el apoyo entusiasta de Puigdemont. Llegó a estar imputado por su papel como secretario catalán de Telecomuni­caciones en los hechos de 2017. Puigneró es también el impulsor de la Agencia de Cibersegur­idad de Cataluña.

Muy activo en las redes sociales, ha

Amenaza La principal amenaza del nuevo ‘president’ no es externa, sino del flanco de Junts

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