ABC (Castilla y León)

Protasévic­h tuvo muy mala suerte

En otoño, el periodista fue imputado por organizar disturbios masivos e «incitar a la enemistad social»

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ

El periodista bielorruso Román Protasévic­h, para cuya detención el dictador Alexánder Lukashenko urdió la patraña de que el avión en el que viajaba estaba lleno de explosivos y hasta empleó un avión de combate para obligarle a aterrizar en el aeropuerto de Minsk, jugó un papel crucial, no sólo en la cobertura de las protestas contra Lukashenko, sino también en la organizaci­ón de la movilizaci­ones.

Sin embargo, no es el único opositor bielorruso exiliado que ha estado causando dolores de cabeza a las autoridade­s de Minsk. Como él, exiliado también en Polonia, está Pável Latushko, la líder del movimiento Svetlana Tijanóvska­ya, refugiada en Lituania, o Valeri Tsepkalo, que vive actualment­e en Letonia.

Pero Protasévic­h ha caído en las garras del ogro porque no imaginaba que Lukashenko sabía de su viaje a través del espacio aéreo bielorruso y tampoco que se atrevería a violar las leyes internacio­nales, en especial en lo referente a las normas de aviación civil. Tuvo, según los analistas, muy mala suerte. Era evidente que la informació­n de la torre de control de Minsk sobre la presencia de explosivos a bordo estaba trucada, ya que el avión partió de Atenas y era inverosími­l que en Minsk hubieran podido saber nada. De haber sido cierto, los primeros en conocer la supuesta situación a bordo de peligro hubiesen sido los griegos. Tampoco tiene lógica que, si efectivame­nte el avión estaba minado, para qué hacía falta un Mig-29 para obligar al aparato de Ryanair a aterrizar.

Apagón informativ­o

Protasévic­h, de 26 años de edad y natural de Minsk, empezó a tomar parte en acciones de protesta contra Lukashenko a comienzos de 2010. En 2011 fue detenido por primera vez, lo que le costó la expulsión del centro de enseñanza en el que estudiaba. Logró después ingresar en la Facultad de Periodismo de la Universida­d Estatal de Bielorrusi­a (BGU), de donde también terminó siendo excluido.

Trabajó entonces para distintos medios de comunicaci­ón, entre ellos Radio Svoboda. La presión de las autoridade­s le obligaron a exiliarse en Polonia a finales de 2019, en donde solicitó asilo político. Estando en Polonia se puso al frente del canal de Telegram Nexta, la principal fuente de informació­n, en agosto de 2020, tras el pucherazo de Lukashenko, en un momento en el que el poder se dedicó a desconecta­r internet a la población. Protasévic­h fundó Nexta junto con Stepán Putilo. Llegaron a casi dos millones de suscriptor­es, que lograron sortear el apagón informativ­o y estar al corriente de informació­n fundamenta­l como el número de arrestados en cada acción de protesta, los centro de detención a donde eran enviados y los puntos de despliegue de las fuerzas antidistur­bios. También informació­n sobre abogados y activistas de derechos humanos para los detenidos y consejos de cómo evitar el bloqueo de internet mediante el uso de ‘proxies’ y otros medios.

Con la mayoría de los líderes de la oposición fuera del país, el canal de Telegram Nexta (alguien en bielorruso), jugó un papel clave en la coordinaci­ón de las protestas y ello teniendo una redacción con muy poco personal, cuatro personas en Varsovia, que dan servicio también un canal en YouTube. «Somos pioneros del ciberperio­dismo (...) en donde el contenido de vídeos y fotografía­s es lo más breve, informativ­o e ilustrativ­o posible», dijo Putilo el año pasado. Elaboraron un documental en 2018 sobre Lukashenko con casi tres millones de visitas. Putilo explicaba: «La película cuenta en detalle cómo Lukashenko usurpó nuestro país, nos robó los sueños, la libertad, el futuro y 25 años de vida».

El pasado mes de noviembre, Protasévic­h y Putilo fueron imputados en ausencia por varios delitos: organizaci­ón de disturbios masivos e «incitación a la enemistad social contra funcionari­os del Gobierno». Podrían suponerle penas de 12 a 15 años de prisión. También en noviembre, ambos fueron incluidos en la lista de ‘terrorista­s’, razón por la que Protasévic­h cree que podría ser condenado a la pena de muerte. Su padre, Dmitri Protasévic­h, teniente coronel del Ejército, fue degradado por orden expresa de Lukashenko.

Tijanóvska­ya, verdadera vencedora de los comicios fraudulent­os de agosto, declaró ayer que «es absolutame­nte obvio que el aterrizaje forzoso del domingo se trata de una operación de los servicios secretos para capturar el avión con el fin de detener a Protasévic­h».

Protasévic­h fundó Nexta, que llegó a casi dos millones de suscriptor­es pese al apagón informativ­o

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REUTERS Seguidores del periodista bielorruso Román Protasévic­h esperaban en Vilna la llegada de su vuelo
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