Luis Enrique entierra el mito de Sergio Ramos
▶El seleccionador prescinde para la Eurocopa de su capitán, al que llamó solo 24 horas antes después de varias semanas gestionando su descarte
Sergio Ramos, ya casi todo el mundo lo sabe a estas alturas, no jugará la Eurocopa, noticia de portada porque, aunque existía una ligera sospecha, nadie pensaba en que Luis Enrique tendría la valentía suficiente como para dejar fuera al gran capitán, a su gran capitán. Pudiendo llevar a 26 jugadores, el seleccionador gastará solo 24 plazas y ni siquiera contempla que el central del Real Madrid, con quien ha mantenido un idilio que parecía eterno desde su llegada a Las Rozas en 2018, ocupe una de las dos que le sobran, pues explica el asturiano que prefiere que el grupo sea reducido y tampoco quiere tener de morros a más jugadores de la cuenta porque en un torneo de este tipo «suelen utilizarse a 18 o 19». El caso es que Sergio Ramos no está y España se va a la guerra de esta Eurocopa multisede sin el que ha sido santo y seña de la casa, incuestionable la ascendencia de Ramos, su jerarquía y hasta su poder en un vestuario imberbe y muy poco reconocible para un evento pata negra. Esto es España y esto es lo que hay, que el personal se acostumbre.
Ayer, en el salón Luis Aragonés de Las Rozas, Luis Enrique charlaba relajado con José Francisco Molina (director deportivo de la selección) antes de que empezase el acto y le dieran al ‘play’ para visualizar el vídeo en el que daba la lista, un vídeo que se grabó solo 40 minutos antes y en una sala en la que se prohibió al personal implicado entrar con sus dispositivos móviles para evitar filtraciones, que estas cosas las carga el diablo. Música de acción, imágenes espectaculares y a tomar nota: los tres porteros esperados, los laterales izquierdos, los centrales, los laterales derechos... Se entendió ahí lo evidente ya que no hubo ni rastro de Sergio Ramos, enterrado el mito del andaluz y fuera de la lista de manera sorpresiva, aunque puede que no tanto. Porque que Ramos no vaya a la Euro es comprensible desde el punto de vista deportivo (solo 21 encuentros disputados en esta temporada) y de salud (lesionado todavía en un curso con múltiples visitas a la enfermería por dolencias y por Covid), pero llama poderosamente la atención si se atiende a su figura y a que nunca antes hubo un entrenador que se atreviera con ello. Luis Enrique, quien antes de aguantar el bombardeo de preguntas sobre el tema ya quiso justificarse diciendo que había charlado con Ramos por teléfono (una llamada muy fría por ambas partes y de no más de cinco minutos) y que no le veía en condiciones ante la falta de partidos y ritmo, ya sabe que solo existirá un tema hasta que empiece a rodar la pelotita, e incluso después se seguirá hablando de lo mismo. «Ha sido una decisión que hemos meditado muchísimo. La conversación de ayer la mantengo en privado. Es evidente que no es fácil y me sabe mal, pero me tengo que ceñir a lo que es mejor para la selección».
Y lo mejor, para quien manda, es que Ramos no aparezca por Las Rozas el próximo lunes, que es cuando se concentra el equipo para preparar dos amistosos (el 4 de junio ante Portugal en el Metropolitano y el 8 ante Lituania en Butarque) antes del debut en la Eurocopa (14 de junio en Sevilla contra Suecia). Aceptando los argumentos del seleccionador, válidas todas las versiones en este culebrón que tiene más intrahistoria de la que aparenta, es muy llamativo que en marzo, la última vez que se reunió España, sí se alistara Ramos cuando no tenía rodaje porque salía de una lesión y que jugara la primera parte contra Grecia, que desapareciera del todo en el duelo ante Georgia y que tuviera solo unos minutos contra Kosovo para recaer de sus males y engordar la vanidosa estadística que le iba a convertir en el futbolista con más internacionalidades de la historia, superando incluso las 184 tardes con Egipto de Hassan Ahmed. De momento, Sergio Ramos se frena en 180 con la incógnita de saber si esa puerta se ha cerrado con llave o de si volverá a vestir de rojo, si bien el entrenador dejó claro que este descarte no supone su sentencia. Por cierto, en esa convocatoria de marzo Luis Enrique quedó algo contrariado al ver la alarmante tendencia a la baja del sevillano en lo físico y en lo futbolístico mientras que el madridista llegó a cuestionar la confección de la plantilla para esos tres partidos.
El Chelsea y Laporte
El último partido de Sergio Ramos fue el que disputó con el Real Madrid en la vuelta de las semifinales contra el Chelsea el pasado 5 de mayo. El defensa convenció a Zinedide Zidane de que estaba en condiciones pese a que salía de una lesión y quedó retratado en más de una jugada, lejísimos del nivel que se le presupone a uno de los centrales más poderosos de los últimos tiempos en el