Último intento de EE.UU. para salvar el plan de paz de los dos estados
▶El jefe diplomático de Biden viaja a Israel y Cisjordania con la misión de reanudar un proceso negociador para crear el Estado palestino independiente
De la reciente y mortífera crisis entre Hamás e Israel ha emergido una renovada estrategia de la Administración de Joe Biden para auxiliar a los palestinos en una petición que hace apenas unos años era más bien conservadora, y que hoy a muchos les parece casi un imposible. El jefe de la diplomacia norteamericana, Antony Blinken, estuvo este martes en la zona y visitó tanto Jerusalén como Ramala, sede nominal del poder palestino, para reafirmar el compromiso de la Casa Blanca con la creación de dos estados, uno judío y otro árabe, lado a lado, con Jerusalén como capital dividida. Ese concepto, que en su día aceptó hasta el mismo Benjamín Netanyahu, se esfumó de las propuestas estadounidenses durante el único mandato de Donald Trump.
En esa línea, Blinken prometió en su visita al presidente palestino, Mahmud Abbás, que el consulado estadounidense en Jerusalén reabre de forma inminente. Antes del traslado de la Embajada norteamericana de Tel Aviv a Jerusalén, ese consulado funcionaba como una suerte de representación diplomática ante los palestinos, dado que no hay presencia oficial estadounidense en zona ocupada de Cisjordania. Trump, sin embargo, trasladó toda su misión diplomática a Jerusalén para reconocer de forma expresa que la capital del estado judío es Jerusalén, una ciudad que también reclaman los palestinos como sede de la cabeza de estado.
En línea con la nueva actitud en Washington hacia el Gobierno israelí, Blinken fue más duro de lo habitual. Advirtió expresamente desde Cisjordania que EE.UU. no tolerará «ampliación de asentamientos, demoliciones de viviendas, anexión de territorios, incitación a la violencia». Es decir, EE.UU. no acepta lo que, según los palestinos ocurre a diario y provoca la crisis continuada con Israel. Abbás, por su parte, agradeció a Blinken «el apoyo que ha brindado al estado de Palestina».
La versión de Netanyahu
Antes de ir a Ramala, Blinken se vio con altos funcionarios israelíes, comenzando por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, que se centró en la seguridad y el derecho de Israel a defenderse de los ataques con cohetes de Hamás desde Gaza. De las palabras de Biden la semana pasada –cuando dijo que es necesario que haya dos estados, judío y palestino, en paz– Netanyahu se quedó solo con la primera parte. Dijo el ‘premier’ israelí: «El presidente Biden tenía toda la razón cuando dijo que no conseguiremos la paz hasta que Israel sea reconocido como un estado judío independiente. Esa es la clave, no podría estar más de acuerdo con el presidente Biden. Tenemos objetivos comunes de paz, seguridad y prosperidad».
Lo que Biden dijo en un discurso en la Casa Blanca el 20 de mayo fue que, tras el alto el fuego alcanzado, iba a esforzarse por que «los palestinos y los israelíes logren igualmente vivir de forma segura y disfrutar de las mismas medidas de libertad, prosperidad y democracia». Se trata de un giro importante, aunque no lo parezca, porque Trump rompió años y años de consenso aquí en Washington al dejar completamente de lado a los palestinos y presentar un plan de paz con una serie de anexiones a Israel compensadas con ayudas económicas. Creyó Trump, asesorado por su yerno, Jared Kushner, que podría hacer la paz por medio de acuerdos diplomáticos con naciones árabes como Baréin, Emiratos Árabes Unidos, Sudán y Marruecos, en lo que se llamó pomposamente ‘los acuerdos de Abraham’. La actual administración los ha repudiado públicamente. Cuando un periodista le preguntó la semana pasa