Bañera, lianas, pelotas... Así es hoy un parto respetado
▶Son procesos que tienen lugar fuera del quirófano y solo aptos para nacimientos de bajo riesgo y mujeres sin enfermedades previas importantes
ntes las mujeres daban a luz en espacios quirúrgicos, fríos, verdes, hostiles y, la mayoría de las veces, inmovilizadas de cintura para abajo con la epidural. Ahora son muchos los hospitales que intentan crear espacios cálidos, con mobiliarios parecidos a dormitorios de un hogar y donde se trata de consensuar los deseos de la mujer, su pareja, el ginecólogo y la matrona, por supuesto, bajo la premisa de que no esté en riesgo la seguridad de la madre y el bebé. Es lo que hoy se conoce como el parto respetado y, aunque no es una práctica generalizada porque está dirigida exclusivamente a nacimientos
Ade bajo riesgo, gana adeptas día a día.
Los cambios son muchos, empezando porque se pone el foco en facilitar la movilidad de la mujer. Es verdad que salas de parto como estas están enfocada a unas usuarias que tienen claro, reconoce Mónica Vizcaíno, ginecóloga de la Maternity Room del Hospital La Salud (Valencia), «que desean un parto consciente en el que las sensaciones son el centro del proceso, y donde cuenten con elementos que le van a permitir disfrutar de la experiencia de una forma más agradable. Sin duda, puedo asegurar que el 90 por ciento de las madres que hemos atendido han tenido finalmente un nacimiento sin analgesia epidural». En su lugar, pueden optar por el óxido nitroso inhalado como analgésico, «que produce una sensación placentera que ayuda a la relajación», explica.
Parto activo
Esto favorece el movimiento que, para Vizcaíno, «es el mejor aliado de un parto natural y de fácil progresión. Siempre insistimos a nuestras pacientes durante el embarazo en que se muevan, ejerciten la pelvis, hagan ejercicio. El parto es el día del ‘gran baile’, hay que bailar con el bebé. Dejar que la pelvis se abra y se distienda para dar paso al recién nacido. Eso es imposible con la madre hiperanalgesiada y tumbada en la cama durante todo el proceso. Aunque la paciente finalmente decida ponerse epidural, al menos durante la primera fase del parto, es recomendable el movimiento y tener una actitud proactiva».
De hecho, si hace años sería impensable tener a una mujer en pleno proceso de parto sujetándose de pie a una liana, ahora este elemento es una muestra más de la revolución conceptual y arquitectónica que han experimentado las maternidades. «Nos hemos dado cuenta de que es un elemento fundamental de sostén, facilita la verticalidad, el movimiento y eso es sinónimo de progresión del parto», apunta esta doctora.
En esa línea de parto activo, muchas mujeres hoy en día optan por utilizar la bañera, un elemento sin autorizar en la mayoría de los hospitales españoles. «Podría decir que es, sin duda, el elemento estrella de nuestra sala, con gran éxito entre las madres». La mayoría de ellas, con experiencias difíciles en los nacimientos de sus hijos anteriores.
Es el caso de Sandra M., que optó por el parto en el agua para su segundo bebé. «El primer embarazo lo llevé bastante mal. El parto duró varios días y tuve una recuperación y una lactancia horribles. Con el segundo no las tenía todas conmigo, pero empecé a informarme, hice yoga prenatal... En definitiva, me preparé para hacerlo en movimiento, estuve caminando por la habitación, subida encima de la pelota... y acabé dando a luz sumergida en la bañera. El agua caliente te ayuda a relajarte, contribuye a dilatar y a que disminuya el dolor. De hecho, al final no me puse ni la epidural, y estuve entrando y saliendo de la bañera hasta que encontré la postura idónea, que en mi caso era medio tumbada. La recuperación fue fantástica, y a la dos horas me hubiera levantado a dar un paseo. Fueron dos mundos diferentes», relata esta mujer.
La realidad es que este tipo de nacimientos, reconoce Mónica Vizcaíno,