Villarejo dice ahora que hablaba con Rajoy sobre la Kitchen
▶ Contra lo que declaró en instrucción, implica al expresidente como a Cospedal y Cosidó
Se esperaban fuegos artificiales, en su entorno hacía días que advertían de que «daría juego», y el comisario José Manuel Villarejo, ayer, ante la Comisión del Congreso que en teoría investiga la Operación Kitchen, cumplió el pronóstico. Dejó una afirmación inédita en dos años largos de instrucción judicial sobre el supuesto espionaje al extesorero del PP Luis Bárcenas para robarle información sensible. Que de todo aquello informó «directamente» al entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, enviando mensajes a un número que le proporcionaron. Dio hasta la mitad de los dígitos a falta de pruebas. Tan rotundo fue, que la portavoz de Vox, Macarena Olona, repreguntó para cerciorarse. «Yo tuve contacto con el señor Rajoy directamente en la operación», zanjó. Lo que nadie acertó a preguntar a renglón seguido es por qué no se lo ha contado al juez o por qué hacía sólo unos minutos se había limitado a un «dudo que Rajoy no lo supiera». Tampoco si podía demostrarlo.
Hasta la fecha, no ha aparecido rastro de esos mensajes ni tampoco audios o documentos en la causa que apunten en esa dirección. Los investigadores manejan la hipótesis de que Rajoy, al que Villarejo denominaba ‘el Barbas’ o ‘el Asturiano’, podía saber del operativo porque el propio comisario, que sí despachaba con el secretario de Estado de Seguridad, daba a terceros la calidad de intermediarios con él. Aún está por ver que lo fueran.
De esa ‘segunda vía’ habló también ayer. Según dijo, esos interlocutores a veces le pedían que lo mismo que les había contado, se lo dijese a Rajoy escribiendo a ese móvil. Metió a la ex secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, en el grupo y aseguró que estaba al corriente porque también a través de ella canalizaba información. Su situación es más delicada porque Anticorrupción pidió al juez que la imputase por esto mismo y está en el aire en espera de los hallazgos de una línea que se investiga bajo secreto.
Villarejo, que también involucró en Kitchen al ex director general de la Policía Ignacio Cosidó, del que nunca se ha pedido la imputación, se quitó, eso sí, responsabilidad propia. Llegó a asegurar que se lo quitaron «de enmedio» porque era «muy pesado» insistiendo de que se diera cuenta de todo al juez que investigaba la Gürtel.
Llama la atención, sobre todo porque al portavoz del PP Luis Santamaría acababa de decirle que la Gürtel fue «una operación política» muñida por el número dos de Rubalcaba, Antonio Camacho, y de la que habló en un restaurante el día antes de que se iniciase con el juez que lo llevaría, Baltasar Garzón. Guardó silencio, no obstante, a la pregunta de si fue el otrora instructor quien le involucró en el asunto y cuando llegó el turno de Edmundo Bal (Cs), que llevó la acusación del Estado, rebajó las insinuaciones.
El ventilador
Sin apagar el ventilador, aseguró que cubrió a Margarita Robles en un escándalo y que se reunió en su día con Carmen Calvo y «miente» si lo niega. Que también se vio con gente de Podemos y que hubo de investigarles ante contactos con Cuba y Venezuela. «Pisa fue una vacuna que les hicieron para que no se investigara nada más», espetó a Pablo Echenique. Adujo que el PP quiso taparlo pensando que el auge de los de Iglesias perjudicaba al PSOE. Ayer, Villarejo repartía a todos.
El comisario, ya sin parche en el ojo y con una mascarilla ajustada hasta dificultar la vocalización, tuvo tiempo de reivindicarse y criticar a los que ahora reniegan de sus actividades. «Es como negar el anochecer», aseguró. Juró que él calla pero no dice mentiras, aunque no aportó pruebas de las grandes afirmaciones y patinó en las pequeñas cosas. Como que el juez niega a su abogado las agendas que hace ya tiempo publicó la prensa. Están en la causa, a su entera disposición.