ABC (Castilla y León)

EE.UU. planta cara a China y renuncia a más concesione­s

▶ La investigac­ión sobre el origen real del coronaviru­s enfrenta a Washington y Pekín

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

A tenor de cómo están las relaciones con China, nadie diría que hay un nuevo inquilino en la Casa Blanca. Es cierto que con menos exabruptos, y un lenguaje más fino que su predecesor, pero Joe Biden ha mantenido el clima previo de máxima tensión, agravado ahora por su decisión de ordenarles a las agencias de Inteligenc­ia de su país de que le presenten un informe definitivo en los próximos tres meses sobre si el coronaviru­s surgió en China de una fuga accidental en un laboratori­o de virología. Entre las pesquisas sobre el origen de la pandemia, la guerra comercial y el eterno problema de las relaciones con Taiwán, Washington y Pekín se reafirman en su papel de rivales geoestraté­gicos.

Horas después de la investigac­ión ordenada por Biden, la negociador­a en materia de comercio del Gobierno de EE.UU. habló por primera vez con su homólogo chino, algo que hizo vía telefónica. Es una señal de que Washington y Pekín pueden estar listos para reanudar las conversaci­ones comerciale­s, aunque las relaciones entre ambas capitales sigan extraordin­ariamente tensas. La representa­nte comercial de EE.UU., Katherine Tai, tuvo una reunión con el viceprimer ministro chino, Liu He, para analizar la importanci­a de la relación comercial entre las dos naciones, según dijo ayer la Casa Blanca. Sin embargo, esa llamada telefónica, la primera de este tipo desde que Biden llegó al poder, no supone una reanudació­n oficial de las conversaci­ones comerciale­s.

El legado de Tump

Las relaciones entre ambas potencias se complicaro­n bajo el mandato de Donald Trump, quien en 2018 inició una guerra comercial y acusó al régimen comunista de prácticas comerciale­s desleales y robo de propiedad intelectua­l. Los aranceles del anterior presidente llegaron a cubrir a productos cuyo valor ascendía a más de 300.000 millones de dólares, una cantidad luego reducida cuando China hizo algunas concesione­s, como la compra de material y productos agrícolas y ganaderos de

EE.UU. También ha provocado una profunda molestia en Pekín la primera venta de armas estadounid­enses a Taiwán, un punto frecuente de fricción. En una conferenci­a de prensa mantenida el jueves, el portavoz del Ministerio de Defensa chino, Tan Kefei, dijo que los «asuntos relacionad­os con Taiwán son asuntos internos de China» y que China rechaza la venta de armas o cualquier forma de contacto militar con Taiwán por parte de cualquier país, según informa la agencia Afp. La isla de Taiwán, un país independie­nte, es un estrecho socio de EE.UU., pero China lo considera un territorio irredento.

En este contexto, la propia Casa Blanca se ha visto obligada a admitir lo que ya es patente en Washington. A diferencia de la última Administra­ción demócrata, a China hoy ya no se le considera un posible socio. Así lo expresó ayer Kurt Campbell, coordinado­r de asuntos del Indo-Pacífico en el Consejo de Seguridad Nacional, órgano asesor de Biden en política exterior. «La era de intentar llegar a compromiso­s ha llegado a su fin», dijo Campbell en una conferenci­a en la universida­d de Stanford.

Biden culpa de esta tensión, al igual que Trump, a China y al cabeza de su régimen, Xi Jinping, contra quien no ha escatimado críticas. Nada más llegó a la Casa Blanca, el actual presidente acusó a Xi de ser responsabl­e de «genocidio» por los graves abusos contra los derechos humanos de las minorías religiosas en la provincia de Xinjiang. Después, Biden tomó la simbólica decisión de convocar al llamado Quad, como se llama comúnmente al Diálogo de Seguridad Cuadrilate­ral, un foro estratégic­o informal con Japón, Australia e India que se mantiene mediante cumbres regulares, y que supone el principal rival geoestraté­gico del régimen comunista en su zona.

El golpe más grave de Biden bien puede ser la investigac­ión sobre los orígenes reales del coronaviru­s. La decisión del hoy presidente supone la confirmaci­ón de que la Casa Blanca no acepta la palabra del régimen comunista, que niega cualquier accidente. Varios funcionari­os chinos, como el portavoz del ministerio de Exteriores, Zhao Lijian, salieron ayer a acusar a EE.UU. de politizar la pandemia y dijeron que los expertos internacio­nales habían «elogiado repetidame­nte la actitud abierta y transparen­te de China», algo que supone a todas luces una exageració­n, dado el celo del régimen en este asunto.

Genocidio En enero Biden dinamitó las relaciones al acusar al régimen comunista de genocidio

 ?? AFP ?? Biden, ayer en la base aérea Andrews, en Maryland
AFP Biden, ayer en la base aérea Andrews, en Maryland
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain