ABC (Castilla y León)

Dan vida a Cruella y a la Baronesa en un duelo de egos que llena de magia la adaptación de Disney

- MARÍA ESTÉVEZ OTI RODRÍGUEZ MARCHANTE

o son buenos tiempos para los héroes en un Hollywood que ahora prefiere mirar al villano de sus antiguas historias para cederle todo el protagonis­mo. Es lo que hace Disney en ‘Cruella’, su último título, en el que viaja a los orígenes de la mala malísima más elegante de todo su catálogo, alguien capaz de caer bien pese a sus estridenci­as y a querer vestirse con las pieles de 101 dálmatas. Pero, ¿qué es lo que realmente convirtió a Cruella en alguien malvado?

El cineasta Craig Gillespie, con la ayuda de Emma Stone como Cruella y Emma Thompson dando vida a su archienemi­ga, la Baronesa, lo cuentan de una forma original. «Los villanos son siempre muy divertidos porque tienes más licencia para exagerar en aspectos que no son del todo apropiados en otro tipo de personajes. Cruella es más grande que la vida, con una zona gris a la hora de tomar decisiones, y eso me ha permitido disfrutar al máximo de su creación», confiesa Emma Stone, que remata prometiend­o que ha sido «uno de los papeles más fascinante­s» de su carrera.

Ambientada durante la revolución del punk de la década de 1970 en Londres, la historia sigue a una joven estafadora inteligent­e y creativa llamada Estella, que está decidida a convertirs­e en una diseñadora de éxito. En poco tiempo, el gusto de Estella por la moda atrae la atención de la Baronesa von Hellman, una leyenda de la alta costura tan elegante como aterradora. Su relación pone en marcha un curso de acontecimi­entos que harán que Estella abrace su lado perverso y se convierta en la Cruella estridente que todos conocen. Y de moda, claro, habló Stone con ABC: «Mi atuendo favorito fue el vestido absolutame­nte ridículo que uso en el camión de la basura, un ‘look’ imposible de usar en la vida real», dijo divertida.

Porque Stone y Thompson, cuentan, se sentían como esculturas dentro de sus diseños de moda. «Eran auténticas obras de arte que no nos permitían movernos», reveló Thompson. Y tanto: la moda se convierte en un tercer personaje dentro de la trama. De principio a fin, las creaciones de

Nla diseñadora de vestuario Jenny Beavan son un sueño que nació de la inspiració­n de ver a Glenn Close dar vida a Cruella en ‘101 Dálmatas’ (1996). «Me inspiré en Westwood, McQueen, Galliano y BodyMap, y luego indagué en mi pasado en Biba, intentando encontrar el mundo punk que siempre he amado», dijo la diseñadora en un encuentro con la prensa.

Familiar y oscura

Detrás de los trajes, Cruella muestra su cara más oscura, algo que sorprende en una cinta de Disney. Tanto el director, Craig Gillespie, como el guionista, Tony McNamara, convencier­on al estudio de hacer una película de origen diferente, no la típica de Disney, aunque sin aumentar la intensidad tanto como para ser únicamente para adultos. «El guión termina unos 15 años antes del momento en que empieza la película de Glenn Close, o eso es lo que yo tenía en mente», desa idea es que el mundo avanza hacia una exigencia de moralidad cada vez más alta y más confusa, y entre lo que no es aceptable, lo que no es culposo y lo que no es delito, cualquier individuo puede estar completame­nte seguro de que no pasa ni un solo día sin ser un villano, si quieren con comillas. Nuestro mundo, como es ‘honesto’, detesta lógicament­e a los villanos; pero el cine los adora, y el público también. Y ahí tienen, por ejemplo, al cruel Joker, o aquí, en esta película, a la graciosa Cruella de Vil, que nos regala tantos momentos ‘joker’ que se puede fantasear con un próximo futuro de pareja cinematogr­áfica.

La película que construye Craig Gillespie, el director de ‘Yo, Tonya’, es literalmen­te fabulosa y se instala en el universo Disney con un cargamento de gluten y otras

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Emma Stone con los dálmatas, esta vez menos de 101

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