Puente ve «oportuna y necesaria» la medida de gracia

El alcalde de Valladolid y portavoz de la Ejecutiva federal del PSOE, Óscar Puente, aseguró ayer que le parece «conveniente, oportuno y necesario» un posible indulto a los líderes políticos del denominado «procés» en Cataluña, con el objetivo de poder «reconstruir la convivencia en este país» y de «convencer» mediante medidas políticas «y no judiciales».

«Me parece una buena medida y así se lo he trasladado al presidente del Gobierno cuando me lo ha preguntado», enfatizó Puente, que abogó porque los gobernantes tengan una mirada «con las luces largas» y no miren «hacia atrás y miren con mezquindad a la realidad». Puente afirmó que los políticos presos por el «procés» llevan «cuatro años» en prisión y han recibido un «aviso contundente y muy serio» en referencia a que «el que se sale de la ley va a prisión» y consideró que «lo importante es que no lo repitan». Según el regidor, la mayor parte de los ciudadanos «va a compartir» una decisión a favor de los indultos.

PUENTE

Llevo una lista de las vocaciones que ya nunca cumpliré. De esas profesiones que uno podría haber desempeñado si la vida no se hubiese ido por otro lado. A veces las saco y las vuelvo a imaginar y concluyo que el periodismo tiene algo de todas ellas: testimonios y una vocación perdida siempre divagando al fondo de cada columna. Si por mí hubiese sido, a los quince años me habría alistado mosquetero, o habría rezado para ser Papa e incluso Gregory Peck en Vacaciones en Roma. Cualquier trabajo de los dos con tal de cruzar cada mañana junto al Tíber. Alatriste en Sevilla, Ruano en Sitges, Umbral sin la muerte de un hijo, Raúl del Pozo con su granado.

Me acuerdo de todas estas vocaciones porque hace unos días me llegaba carta del Ejército a La Mudarra. La cogí temblando pensando que de lo único que no he tenido vocación en mi vida es de madrugar y menos ahora que me empiezan a doler la espalda y hasta las manías. Me entraron los sudores imaginando que me iba a tocar hacer la mili y con la mala suerte que acostumbro seguro sería en Ceuta. Pero no. Resulta que a mi amigo José María Nieto, humorista gráfico de estas páginas, le concedía el Ejército de Tierra honores. Le nombraban embajador de la «Marca Ejército» por sus viñetas, y por estar siempre al servicio de estos tipos que están al servicio de los españoles. Eso sí debe de ser vocación.

Aunque yo seguí a lo mío pensando que del Ejército no habría podido formar parte nunca, eso requiere demasiada disciplina y un alma ancha y recta en la que quepa España entera, pero embajador del cuerpo diplomático… a eso no hubiese dicho que no. Embajador gordo de sobremesa para enmarcar. Un embajador rapidísimo de reflejos, como Agustín de Foxá cuando le dijo el Conde Ciano, yerno de Musolini: «A usted, Foxá, le va a matar el alcohol…» A lo que Foxá, conde de lo mismo, respondió sin cortarse un ápice, llamándole cornudo con una exquisita ironía: «Y a usted Marcial Lalanda».

El Ejército requiere demasiada disciplina y un alma ancha y recta en la que quepa España entera