PARA ADAPTAR SERIES Y PROGRAMAS Telemundo compra los 4.000 libros de Corín Tellado
Lo que ha contado se parece mucho a lo que vemos: un gobierno que persigue con saña la discrepancia
La compra de los títulos de Corín Tellado por parte de Telemundo para desarrollar series y programas supone el mayor acuerdo de adaptación literaria en español del año. La compañía adquiere de Planeta los derechos de la biblioteca completa de la escritora, que llegó a publicar 4.000 títulos, con el objetivo de adelantarse a competidores como Netflix, Disney+ y AtresMedia, que también apuestan por producciones en español para el mercado internacional.
En Estados Unidos hay un mercado gigantesco de hispanohablantes a los que todavía nadie ha conseguido conquistar. Por eso Telemundo, bajo el paraguas de la todopoderosa compañía estadounidense NBCUniversal, ha creado un estudio dedicado a satisfacer la creciente demanda de servicios en ‘streaming’ por parte de la audiencia latina en el país. Y, desde ahí, saltar al resto del mundo como ya hacen con sus series en inglés.
El acuerdo de licencia de la obra de Tellado marca el pistoletazo de salida para los autores del idioma de Cervantes, porque esta es la primera vez que un estudio en español adquiere los derechos de las obras completas de un autor importante en nuestro idioma. El acuerdo otorga los derechos de adaptaciones modernas en múltiples formatos (series limitadas, de formato largo o recurrentes, así como películas)
Corín Tellado, en 2001, para ABC para plataformas lineales y de ‘streaming’. Planeta brindará servicios de consultoría y contará con la ayuda de sus autores en América Latina para adaptar las novelas de Tellado.
Los principales estudios tratan de hacerse con la adquisición de derechos de novelas con una base de fans leal y un reconocimiento internacional. «De cada diez buenas series que ves, cinco o seis están basadas en libros, y de ellas, la mayoría han tenido mucho éxito», dijo a ‘Variety’ el presidente de Telemundo, Marcos Santana.
EL CINE EN TELEVISIÓN
Es propia de la profesión periodística la tendencia a la manía persecutoria y la desfachatez. Si uno es despedido, por ejemplo, es probable que detrás ande el gobierno, los poderes o una mano negra aunque la irrelevancia sea total. Pero sí hay periodistas en los que es verosímil que ocurra. Son los que alcanzan el estatus de comunicadores. Javier Cárdenas lo es, lo cual tiene mucho mérito dada su dicción un poco dificultosa, y el éxito de ‘Levántate y Cárdenas’, su programa en EuropaFM, no le ha evitado el despido.
Cárdenas es despreciado como si Carlos Jesús aún hablara por su boca, pero son los mismos que admiten a Javier Sardà como analista sesudo. Los dos trabajaban en el mismo programa, ‘Crónicas Marcianas’, de donde salió una rama correcta y una incorrecta y hasta de cierto malditismo con Coto Matamoros o Cárdenas, que empieza a ser una voz disidente (está por ver lo que sucede con Antonio David, a la espera de sentencia de la jueza Corredera).
Para explicar su despido, Cárdenas ha concedido una entrevista a Javier Negre en ‘Estado de Alarma’ y lo que ha contado se parece mucho a lo que vemos. Retrata el estado de la cuestión. Un gobierno que persigue con saña la discrepancia, más de lo que ya lo hacía Soraya, y que inyecta dinero público en grandes grupos mediáticos a cambio de ‘suavidad’.
Cárdenas nos dice que Ferreras manda mucho, que tiene ‘una amistad descomunal con Sánchez’, que en su grupo (Atresmedia) no se hablará de Vox (lo que desmiente la teoría de la pinza propagada por los sorayos) y que Vallés, aun siendo digno de admiración, dice más bien poco. Vallés, y esto no es suyo, es la puntita crítica. La guindillita con la que se puede decir que el guiso lleva picante.
Cárdenas denuncia que los medios están al servicio de partidos como ‘lobbies’, participados por empresas extranjeras a las que nada importa España y que el efecto general es una ‘dictadura encubierta’. Alguien lo tiene que decir, y el que lo dice siempre parece un friqui, como nos lo parecía Carlos Jesús, que bien nos avisaba: hoy ríen, mañana llorarán.
Despedido Los que lo desprecian son los mismos que admiten a Javier Sardà como analista sesudo