ABC (Castilla y León)

España, el tercer país europeo en el que las rentas bajas pagan más alquiler

▶Madrid es la cuarta capital de la UE donde más subieron los precios entre 2013 y 2018, un incremento que, según el FMI, se cebó con los jóvenes

- JAVIER TAHIRI/GUILLERMO GINÉS MADRID

Tanto el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) como la Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos (OCDE) han coincidido esta semana en poner en evidencia uno de los grandes desequilib­rios de la economía española: la elevada vulnerabil­idad de los inquilinos de rentas bajas al aumento sostenido de los precios del alquiler en ciudades y determinad­os núcleos urbanos.

El FMI ha publicado un completo informe sobre el comportami­ento de los precios de alquiler en Europa tras la crisis de deuda soberana en el que nuestro país queda como el tercer estado donde hay más inquilinos de rentas bajas que tienen problemas en pagar su vivienda. Casi un 60% de los arrendatar­ios del quintil más bajo de ingresos destina más del 40% de su renta disponible a este fin, umbral que el FMI considera como «sobrecarga­do». Solo la superan Reino Unido y Finlandia. El porcentaje es menor en Grecia –algo más del 50%– y supone un 45% en Italia y un 30% en Francia.

El FMI pone de manifiesto que, tras la crisis, España fue uno de los países donde más aumentaron los inquilinos de rentas bajas ante el cierre del crédito hipotecari­o. Según el organismo, los porcentaje­s de renta que se destinan al alquiler son «especialme­nte elevados en lugares como Finlandia, Grecia, Noruega, España y Reino Unido».

Casi el 70% de los inquilinos españoles de rentas bajas (del primer quintil de ingresos) pagan mucho por su alquiler si viven en ciudades, bajando al 60% en las afueras y localidade­s de menor tamaño y con algo más de un 40% en zonas rurales. Además, Madrid es la cuarta capital europea en la que más han aumentado los precios del alquiler desde 2013 a 2018, con casi un 40%, tras Lisboa (más de un 100%), Dublín (superando el 50%) y Praga (casi un 40%). Pese a ello, la variación de los precios en España en estos años fue negativa.

«El descontent­o social y la presión para controlar el precio de los alquileres han sido a menudo una consecuenc­ia de estos aumentos localizado­s de los alquileres», reseña el FMI. Desde 2013, precisamen­te, España ha liderado el desempleo juvenil con Grecia. La devaluació­n salarial y el difícil acceso al empleo han presionado a la baja los salarios mientras los alquileres se han encarecido. Una situación que, tal y como destacan varias inmobiliar­ias, se ha agravado tras el estallido de la pandemia.

Además, España sigue siendo uno de los países con menor porcentaje de alquiler, con un 80% de propietari­os. Un rasgo diferencia­l que para el FMI supone un obstáculo para la movilidad laboral, lo que puede elevar el desempleo y hundir los salarios. «Los países con un mayor porcentaje de alquiler

Dentro del quintil más bajo de ingresos, los que destinan más de un 40 % de su renta a alquiler

parecen tener una mayor movilidad residencia­l, combinada con tasas de desempleo más bajas. Esto se refleja en la ‘Hipótesis de Oswald’, que recoge que altos porcentaje­s de propiedad pueden llevar a menor empleo, mayor paro y menores salarios», recoge el informe.

Alquiler turístico

El FMI detecta otros factores que pueden encarecen el precio del alquiler. Un estudio de 2020 evidencia que por cada punto que aumentan las viviendas registrada­s en Airbnb, los alquileres se incrementa­n un 0,018% y la vivienda un 0,026%. Otra investigac­ión de 2018 recoge que prohibir Airbnb recorta los precios en un 5%. Además, cada punto de incremento en el número de turistas se asocia, según el FMI, en un aumento de la ratio alquiler/renta de 0,4 puntos. «El efecto entre los hogares de rentas bajas es incluso mayor, de dos puntos», sentencia el FMI.

El informe también escudriña las posibles soluciones para favorecer el acceso a la vivienda. De las ayudas directas asegura que, si bien son eficaces reduciendo la desigualda­d, también pueden inflar de forma artificial los precios. Mientras, la opción de penalizar las viviendas vacías –una medida que pretende impulsar el Gobierno de coalición mediante un recargo del 50% en el IBI– es bien vista por el FMI. Sin embargo, tiene una pega: no siempre ayuda a las rentas bajas.

En cuanto a los controles de precios, defendidos por Unidas Podemos, añade que «no hay evidencia clara de que hayan dado lugar a alquileres más bajos, más bien parecen estar asocia

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