Concilios
declive del sentimiento religioso en Alemania y Europa, al tiempo que sugería modos para buscar soluciones entre todos pues «sínodo» significa en griego «caminar juntos», laicos y clérigos. Sin embargo, ese mismo verano, la congregación de los Obispos recordó a la conferencia episcopal de Alemania que los asuntos doctrinales son competencia de los concilios. Las dudas fueron clarificadas en una visita posterior del entonces presidente de los obispos alemanes y miembro del consejo de cardenales del Papa, Reinhard Marx. Beate Giller como secretaria general, un claro gesto hacia el papel de las mujeres en la Iglesia.
Todos estos acontecimientos son manifestaciones del espíritu del Camino Sinodal, emprendido por la Iglesia alemana hace dos años por el voto unánime de los obispos alemanes y que está estudiando tanto el sacerdocio femenino como el celibato y una revisión de la moral sexual católica y sobre la vida cristiana en pareja. «¿Quién dice que la Iglesia no puede evolucionar sin renunciar a la esencia del Evangelio?», se pregunta la vicepresidenta del Comité central de Católicos alemanes (ZdK). «Habrá notado usted que la Inquisición ya no quema herejes en las plazas y que entendemos que la Tierra ni es plana ni es el centro del Universo, sin que los pilares de nuestra fe se hayan desmoronado».
Consejeras femeninas
El presidente del ZdK, Thomas Sternberg, está convencido de que «puede darse el caso de que se voten resoluciones de forma mayoritaria a favor de una reforma y cada obispo decidirá si las implementa en su diócesis». Entre los asuntos que considera que la Iglesia alemana puede determinar independientemente de Roma figuran la organización eclesial en Alemania, quién toma decisiones financieras o qué papel pueden desempeñar las consejeras pastorales femeninas. «La Iglesia alemana puede decidir estos asuntos sin la consulta de Roma», insiste.
No más de cuatro obispos, encabezados por el de Colonia, el cardenal Rainer María Woelki, plantan resistencia