50 millones de euros
Los impulsores del museo preveían una inversión de 50 millones y un edificio diseñado por Toyo Ito
museo sin director artístico. Las dudas sobre la viabilidad económica –ahí está, recuerda el Consistorio siempre que puede, el ejemplo de Ámsterdam, donde fue necesaria una inyección de dinero público para garantizar el funcionamiento del equipamiento– y el difícil encaje de una iniciativa privada y vocación más o menos turística en el mapa cultural que los comunes quieren dibujar para Barcelona completan un argumentario que viene repitiéndose de manera casi inalterable desde que Colau llegó al poder en 2015. Ni siquiera el fichaje de todo un Pritzker de arquitectura como Toyo Ito, anunciado a bombo y platillo en junio de 2019, ablandó a un Consistorio que sólo se ha mostrado realmente interesado en el proyecto cuando trascendió que el Hermitage había empezado a trabajar junto al Gran Teatro del Liceo para crear un gran «hub cultural del mar». La presencia de un actor local, sin embargo, tampoco ha bastado para convencer a un gobierno que no esconde que, antes que el Hermitage, preferiría acoger el centro de investigación European Urban Tech.
Aun así, los impulsores del museo no desisten y, pese a que el Ayuntamiento denegó el viernes el convenio con el Puerto para que se construya el edificio, anunciaron el sábado su intención de seguir adelante. «Estamos trabajando con el Puerto y el Liceo para presentar una propuesta al Ayuntamiento que permita avanzar en una alianza entre las dos entidades», dijeron.