ABC (Castilla y León)

Maduro usa el carné chavista para beneficiar a sus afines en la vacunación

▶ El régimen aseguró que se podía pedir cita sin ese documento, pero el formulario da error

- LUDMILA VINOGRADOF­F CORRESPONS­AL EN CARACAS

Cuba abre y cierra el grifo de la libertad de sus presos con el mismo capricho que Mohamed VI lanza las hordas de marroquíes hambriento­s a Ceuta, a Melilla o a donde le salga de las babuchas. Cuba funciona, en este camino de libertad sí o libertad no, de forma parecida al vecino del norte de África pero sus motivos –y sus apoyos– son diferentes.

Los intelectua­les americanos, hablen español, inglés, francés o guaraní, no dudan al referirse al reino alauí como a una dictadura. Ninguno pone el grito en el cielo, de nuestras democracia­s imperfecta­s, ni escribe sesudas páginas para tratar de convencern­os de que donde hay dictadura lo que de verdad bulle es igualdad de oportunida­des, respeto a los derechos y libertades del individuo y esos conceptos de colegio que aprendimos en aquella adolescenc­ia difícil. Marruecos, para ellos –salvo excepción– es una dictadura y punto.

Ese criterio de tiranía no da para muchas tertulias aunque el dictador sea un rey pintoresco, amante del cuero, con un punto rockero y educado en París. La cosa cambia cuando el tema que se pone sobre la mesa es Cuba. En ese momento, buena parte del mundo del arte, la música y las letras hispanoame­ricanas se hacen un solo hombre y salen a defender «la revolución» y todo lo que vino después. Ese frente común de la intelectua­lidad respetable (la otra, la que se aleja del comunismo está mal vista) anda desconcert­ada en los últimos tiempos. El régimen al que ahora le pone cara Miguel Díaz-Canel comenzó a cazar a cantantes como a Maykel Osorbo o al artista Luis Manuel Otero Alcántara, recién liberado, y parece que les ha dejado sin palabras porque, a fin de cuentas, aunque estén con el Movimiento San Isidro, son chicos de los suyos, del arte, de la ceja puntiaguda o lo que sea.

Han tenido que nacer y surgir nuevas generacion­es de artistas, bajo un régimen idealizado desde las tumbonas del Caribe (para extranjero­s), para que algunas conciencia­s despierten y llamen a cada cosa por su nombre. Aún así, merece la pena preguntars­e hoy dónde están esas voces de ayer, en España y en Europa, que antes cantaban al Comandante y ahora callan.

Merece la pena preguntars­e hoy dónde están esas voces de ayer que cantaban al Comandante y ahora callan

Las kilométric­as colas de los que poseen el carné de la patria y los que no son chavistas se disputan el turno para entrar al Hotel Alba, antiguo Caracas Hilton, donde el régimen ha dispuesto 19 puntos de vacunación en el ‘hall’ de entrada, precedidos por las fotografía­s de Simón Bolívar, Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Para bajar la presión de los ciudadanos, Maduro ha pedido instalar hasta 77 centros de vacunación en todo el país. El ministro de Salud, Carlos Alvarado, pidió paciencia a los venezolano­s en esta segunda fase y aseguró que los interesado­s podían registrars­e en la página web del Ministerio, un mensaje para los que no tienen carné de la patria.

Sin embargo, ABC pudo constatar que al rellenar la página web del Ministerio de Salud siempre da «error» y no permite el registro de las personas que no cuentan con el carné chavista. La politizaci­ón y discrimina­ción que el régimen hace de la vacunación con el carné chavista, que ahora forma parte de la campaña electoral de la regional de noviembre, es criticada hasta por exchavista­s.

El exministro Rodrigo Cabezas dijo que «el carné de la patria es un sistema de control antidemocr­ático y pisotea la dignidad». El exministro de Finanzas durante el Gobierno de Hugo Chávez cuestionó la ausencia de un plan de vacunación en el país y exigió que se permita a los venezolano­s poder aplicarse la dosis contra el coronaviru­s sin tener este carné.

Además de los líderes opositores como Juan Guaidó y diputados, la Iglesia católica también se sumó a las denuncias. El obispo y vicepresid­ente de la Conferenci­a Episcopal de Venezuela (CEV), monseñor Mario Moronta, denunció que en el interior del país solo se está vacunando a los militantes del Partido Socialista Unido de Venezuela

Ante la gran demanda de miles de venezolano­s que madrugan haciendo colas para vacunarse contra el coronaviru­s, Nicolás Maduro prometió «multiplica­r por 10 los centros y capacidade­s de vacunación, garantizar la logística y la atención del pueblo, a través del Sistema Patria» y el carné de la patria, lo que sumarían 77 centros.

A través de la cadena estatal Venezolana de Televisión, Maduro anunció que la semana pasada llegaron 1.300.000 vacunas chinas y ayer, otras 500.000 vacunas Sputnik-V. «Varios millones de vacunas van a llegar en junio, julio y agosto, lo que nos va a permitir acelerar el proceso de vacunación en Venezuela». Ningún medio de comunicaci­ón independie­nte ni ningún gremio de salud ha podido confirmar la llegada de los fármacos rusos y chinos.

Para el Estado colombiano no es cómodo tener esta visita, pero es ineludible. Jorge Iván Cuervo, catedrátic­o y docente de la Universida­d Externado de Colombia señala que si bien «la Comisión no viene a juzgar ni a hacer señalamien­tos, la visita sí puede tener un efecto simbólico, como sucedió en Chile, en especial para la distención de una sociedad crispada. Esto envía el mensaje de una presencia más cercana de la comunidad internacio­nal, le da relevancia a un asunto que para muchos puede ser menor cuando no lo es».

Inicialmen­te el gobierno había indicado que recibiría a la CIDH el 29 de junio, aprovechan­do una reunión de oficio programada con anteriorid­ad y no relacionad­a con estos sucesos. Pero, al parecer y según informó el telediario de Caracol Noticias, durante su reciente visita a EE.UU. la canciller Ramírez recibió la sugerencia del Secretario de Estado, Antony Blinken, en el sentido de no darle más largas a la presencia de la Comisión en el país.

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