«Castigar a los niños sin móvil cuando abusan de él no soluciona nada»
Inspectora de la Policía Nacional y delegada provincial de Participación Ciudadana ▶Esta inspectora advierte de que muchos padres ignoran que sus hijos tienen otra familia que les educa: internet
Según la normativa estatal española para estar presente en redes sociales hay que tener un mínimo de 14 años y, sin embargo, muchos niños de menor edad ya presumen de tener un dominio en ellas. ¿Dejadez de los padres, falta de información al respecto...? Para Ester Pulido, inspectora de la Policía Nacional y delegada provincial de Participación Ciudadana, los padres deben tener en cuenta lo que indica la normativa y reconoce que hay muchas aplicaciones que permiten el acceso a menores con el permiso de un adulto, «pero los progenitores deben leer muy bien las condiciones de uso y acceso porque una vez que acepten se convierten en los responsables de lo que hagan sus pequeños en los medios digitales».
Explica que el problema es que desde muy pequeños se acostumbran al uso de pantallas y normalizan el acceso a las redes sociales porque lo ven como algo natural en la familia llegando a veces a sustituir al diálogo y afectando a la convivencia en el hogar.
—¿Qué riesgos supone esta normalización del uso de redes sociales? —Que el niño pase de un uso adecuado a un abuso y de un abuso a una adicción. En la adicción se produce una pérdida de control y una dependencia de los medios digitales que pueden generar hasta trastornos de personalidad de difícil solución. El abuso tiene también consecuencias muy negativas: bajo rendimiento escolar, poca atención, falta de apetito, aislamiento, menor comunicación con los padres, estrés, falta de sueño... La Policía Nacional ha elaborado con Mapfre una guía con herramientas para que los padres y profesores detecten las primeras señales de alarma como que el menor que necesita pasar más tiempo conectado a internet y deja de lado otras actividades de ocio y de casa. Empiezan también a tener conductas agresivas y peligrosas que las aprenden de internet y las aceptan como válidas porque nadie les guía. —Cuando no quieren dejar las pantallas, lo primero que hacen los padres es castigarles sin ellas. ¿Es una buena decisión?
—No deja de ser un parche, quedarse en la superficie de la solución. No sirve de nada. Hay que profundizar y analizar qué es lo que está produciendo al menor esa necesidad de estar tanto tiempo conectado. Si le quito la pantalla no sabré cuál es la causa de ese abuso o adicción. Si este castigo le genera gran frustración y enfado es una señal de alarma que debe preocupar a los padres porque el niño no está teniendo en cuenta que hay que saber combinar la convivencia de la vida online y offline. La solución es sentarse a hablar y saber qué le genera esa necesidad y qué le aporta internet que no le ofrece lo que está en la vida real. Muchos padres no se lo plantean. —Ante malas conductas en internet, los padres son responsables de su hijos ante la ley, ¿son conscientes de ello?
—Posiblemente no. Los niños pueden pasar de un uso no responsable a un delito, según el Código Penal. Ahí tienen una responsabilidad conforme a la Ley Orgánica 5/2000 de Responsabilidad Penal del Menor que puede conllevar, incluso, la detención y la puesta a disposición judicial. Hemos apreciado que las familias perciben que los riesgos de internet afectan a sus hijos como víctimas, pero no piensan en que pueden ser los autores de conductas inadecuadas o delitos. Los padres se llevan una gran sorpresa, no se han responsabilizado e ignoran que sus hijos tienen otra familia paralela que les educa: internet. Por ello, en el Plan Director de la Policía Nacional a través de las delegaciones de Participación Ciudadana impartimos charlas para menores y padres.
—¿Qué es la identidad digital y cuáles son los errores más comunes? —Todo lo que publicamos (fotos, vídeos, ‘likes’, textos...) deja un rastro fácil de seguir en la red y genera la reputación online. Ofrecer información gratuita sobre nosotros permite a personas ajenas identificarnos y localizarnos. —¿Qué opina de las fotos insinuantes o vídeos con bailes provocativos que publican los menores?
—Una foto fuera de contexto puede ser recortada, editada y dar la vuelta al mundo. Perder el control de esa imagen puede ir en contra y generar acoso, ciberacoso... Es una imagen que ha nacido de nosotros y se nos puede volver en nuestra contra por una alteración de la original. Puede haber una denuncia y localizarse al autor, pero el daño moral a la víctima es muy grave, no se soluciona.
—¿Qué imágenes son las que buscan los pederastas y los pedófilos? —Ambos sienten atracción por los jóvenes y menores. El pedófilo no lleva