Elena García La ingeniera que hace andar a niños con parálisis
▶ Esta investigadora del CSIC ha logrado sacar al mercado el primer exoesqueleto pediátrico del mundo. Su dispositivo biónico puede ayudar a 120.000 menores en España y a más de 17 millones en todo el planeta Para llevar su invento de los despachos a los
Cuando era niña, Elena García Armada (Valladolid, 1971) se enamoró de las bellas artes. Pero creció en el seno de una familia de científicos, decididos a reconducirla hacia las ingenierías. Ella solo se convenció de que encajaba en ese mundo cuando descubrió la robótica. Tras graduarse en industriales y entrar en el CSIC, donde pasó más de una década afinando algoritmos para mejorar la forma de andar de los autómatas, su vida profesional dio un giro en 2009, cuando llamaron a su puerta los padres de Daniela, una niña de nueve años con tetraplejia. «Vinieron a pedirnos ayuda porque conocían exoesqueletos para adultos, pero no encontraban en el mercado nada adaptado a su hija. Nosotros teníamos un proyecto relacionado con la misma tecnología para la industria y vimos que teníamos el conocimiento suficiente para llevarlo al mundo sanitario», cuenta esta investigadora, doctora desde 2002. Dicho y hecho. En tres años, habían conseguido un doble hito: el primer prototipo de un exoesqueleto probado en tetraplejia y pediatría. Hoy, este artilugio patentado por el CSIC y desarrollado por Marsi-Bionics ha conseguido el marcado CE que permite su venta y uso en hospitales y clínicas de rehabilitación de todo el mundo.
Solo en España, el Atlas 2030, un dispositivo biónico pionero con nombre de titán sufridor, puede ayudar a caminar a cerca de 120.000 niños con parálisis cerebral, atrofia muscular espinal y otras enfermedades neuromusculares. En el mundo, sus beneficios podrían llegar a 17 millones de chiquillos. Esos pequeños pasos para los niños son también un gran avance para su entorno. «Sus primeras sonrisas, cuando se ven de pie, son tremendas. Pero a mí me reconforta más cuando sus padres me cuentan todas las mejorías que experimentan, porque esta terapia les permite fortalecer la musculatura del tronco y el cuello, mejorar el tono muscular, ganar en autoestima...», apunta esta ingeniera, que también es madre.
Considerada una de las científicas españolas más brillantes en el campo de la robótica (acumula más de una treintena de reconocimientos), García Armada logró su plaza como científica titular en el CSIC en 2007, tras una década enlazando becas predoctorales, estancias internacionales
// MARSI BIONICS
en centros de prestigio como el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) y contratos temporales. Es también coinventora de siete patentes, tres licenciadas internacionalmente en EE.UU. y Europa. «Lo difícil para la ciencia española no es conseguir un resultado, puesto que tenemos equipos muy buenos y muy valorados en el extranjero. Lo complicado es que esos productos se industrialicen», señala.
Por eso, en 2013, cuando vio que ninguna empresa podía asumir la inversión que suponía llevar su Atlas 2030 al mercado, García Armada decidió fundar Marsi-Bionics, que también comercializa la rodilla robótica MAK Active Knee: «Hemos logrado una repercusión internacional brutal entre los distribuidores. Si conseguimos ser autosuficientes –hasta ahora han crecido gracias a nuevos inversores y donaciones– podemos invertir en mejorar nuestros productos y llegar a más personas y patologías. No dejamos de ser un equipo de innovación, y en este sentido hay un camino de desarrollo de nueva tecnología muy interesante».