Los indultos de Sánchez
Tenemos un presidente del Gobierno que está a punto de perpetrar la ignominia política más repugnante de la democracia. Quiere cargarse la Justicia, situarse por encima de la ley y los preceptos constitucionales, adentrándose peligrosamente en el campo de la delincuencia. Indultar a los golpistas en contra de la Fiscalía y del Tribunal Supremo, es una ilegalidad. Si es capaz de inmolarse por su egocentrismo, define el nivel de indecencia y petulancia del personaje, que desprecia con una arrogancia insultante la opinión general de los españoles, tanto de los que no le votan como de los que sí lo hacen, pasándose por el arco de triunfo los preceptos constitucionales emitidos por las más altas instancias del Estado.
Sánchez quiere identificar el cumplimento de la ley dictada por los tribunales con el revanchismo y la venganza, opinión esquizofrénica, mas propia de dirigentes totalitarios. Jamás un presidente de España había mentido y engañado tanto, ni había deteriorado tanto el prestigio de las instituciones. Ninguno ha alcanzando tal nivel de bajeza. Asignar el papel de vengadores a los ciudadanos que no son partidarios de los indultos a los golpistas es un insulto a la democracia. Un insulto agravado si se tiene en cuenta que el perdón a los golpistas quiere enmascararlo con un falso sentimiento de bondad, cuando todos sabemos que le importan un rábano los delincuentes catalanes y que su actitud solo refleja sus ansias de poder.