El principal sindicato de la Policía Nacional estalla en una guerra interna por su control
▶ Los afiliados de Jupol aprueban por mayoría en asamblea el cese de su secretario general
La crisis interna es de tal calibre que amenaza con reventar el sindicato. Jupol irrumpió en 2018 con el ánimo de reivindicar los derechos de los policías nacionales con unas maneras, en el fondo y en la forma, mucho más contundentes que los sindicatos tradicionales. Su espíritu encandiló rápidamente a buena parte de los agentes del Cuerpo, convirtiéndose en el sindicato mayoritario de la Policía Nacional. Ahora, las guerras desatadas en su seno han acabado por apear de su puesto al secretario general, José María García, alias Chema, entre reprobaciones por su supuesta gestión unipersonal y de haber cargado a la caja del sindicato gastos personales.
Las hostilidades se desataron a partir de que cinco miembros díscolos decidieron romper amarras con el sexto integrante de la junta directiva, Chema, el secretario general. Esos cinco miembros pusieron en marcha una comisión transitoria, marginando al secretario general, precisamente como una maniobra para dejarle sin competencias. Esa comisión transitoria fue la que convocó la asamblea extraordinaria en la que, el pasado miércoles, los afiliados secundaron el cese de García. El resultado fue de 3.049 votos a favor de la reprobación, 1.706 en contra y solo 19 en blanco. Además, los afiliados avalaron la comisión provisional gestora que ahora dirige el sindicato y la convocatoria de elecciones para elegir un nuevo secretario.
Fuentes cercanas a García, que cuenta con el apoyo de varios comités regionales, califican de «golpe de estado» la maniobra de esos cinco miembros de la junta díscolos para hacerse con el control del sindicato.
Este sector ha decidido llevar el asunto hasta la Audiencia Nacional, que, según ha podido saber ABC, ha programado para el próximo 17 de junio una vista de medidas cautelares. Este núcleo afín a García acusa a la comisión transitoria de haberse constituido al margen de los mecanismos estipulados para ello con el único fin de desposeer al secretario general de sus funciones, cortándole incluso el correo electrónico corporativo para que no pudiera contactar con los afiliados antes de las votaciones que confirmaron su cese. Y este núcleo niega también que García haya usado fondos de Jupol para disfrute personal.
Desde su nacimiento a partir de la asociación Jusapol –de la que emergió Jupol como sindicato de la Policía y Jucil como sindicato de la Guardia Civil–, Jupol se ha caracterizado por la dureza de sus formas en la defensa de los agentes. Lograron sacar a la calle a miles de agentes para reclamar mejoras salariales y denunciar el acoso que han sufrido por parte del secesionismo en Cataluña. También han denunciado a altos cargos de la Policía.
Por todo eso, más allá de las cuestiones técnicas y de gestión, subyacen en esta crisis interna dos sensibilidades sobre cómo se habría de pilotar el sindicato. Por una parte, la de la comisión provisional, que apuesta por «transitar hacia la negociación» pero «sin perder el espíritu exigente y reivindicativo» identificativo de Jupol. Y, por otro lado, los que apoyan a García, que ven la maniobra como un intento de domesticar a un sindicato incómodo.