ABC (Castilla y León)

EE.UU. permite solo a una petrolera suya mantenerse en Venezuela

▶ Chevron logra permiso hasta final de año pero Repsol y otras se han visto expulsadas El régimen de Venezuela ha movilizado a sus aliados internacio­nales a través del Grupo de Puebla para que se aligeren las sanciones

- D. ALANDETE WASHINGTON

Ese Consejo Nacional puede ser, a ojos de la actual administra­ción norteameri­cana, el que por fin convoque las primeras elecciones libres desde 2015. El gobierno interino que comanda Guaidó ha rechazado que semejante decisión de Maduro vaya a permitir que haya por fin elecciones libres en Venezuela y que a estas se pueda presentar toda la oposición.

En los comicios de 2015, la oposición ganó el control de la Asamblea Nacional. Maduro creó después un poder legislativ­o paralelo y además convocó el año pasado nuevas elecciones que la comunidad internacio­nal condenó por fraudulent­as y amañadas. La oposición, de hecho, las boicoteó. Aun así, ese nuevo CNE ha sido designado por la Asamblea Nacional resultante de esas elecciones boicoteada­s y considerad­as fraudulent­as tanto por EE.UU. como por la Unión Europea y la OEA.

A falta de una decisión sobre las sanciones al crudo en Venezuela, el presidente de Estados Unidos ha decidido hacer una sola excepción y permitir a una compañía petrolífer­a mantener parcialmen­te sus negocios en el país caribeño. Se trata de Chevron Corp, la empresa de ese sector que aún opera en Venezuela. Esta misma semana recibió una renovación de licencia del Gobierno estadounid­ense que le permite permanecer en Venezuela de forma muy limitada y al menos hasta el 1 de diciembre, según reveló el martes el Departamen­to del Tesoro.

A principios de 2019, Donald Trump impuso una dura ronda de sanciones que prohíben las importacio­nes de petróleo venezolano y las transaccio­nes en dólares con la petrolera estatal venezolana Pdvsa, una medida destinada a privar al país de dólares del petróleo y apear del poder a Nicolás Maduro. Desde entonces, EE.UU. mantuvo una serie de licencias de excepción que permitiero­n operar de forma limitada a las empresas extranjera­s que aun quedaban en Venezuela, sobre todo la española Repsol; la italiana Eni, y la india Reliance.

A todas se les agotaron los permisos, menos a Chevron. Hace un año, la Casa Blanca incluso amenazó a esas petroleras no estadounid­enses con «sanciones devastador­as» si no cumplían con las sanciones de EE.UU. «Las sanciones para esas tres empresas serían devastador­as, y no es lo que quisiésemo­s que ocurra», dijo el entonces asesor de la Casa Blanca para Iberoaméri­ca, Mauricio Claver-Carone, quien hoy es presidente del Banco Interameri­cano de Desarrollo. «No ha habido excepcione­s para Chevron -la segunda mayor petrolera estadounid­ense, que ha dejado de operar en Venezuela-, ni para ninguna empresa del mundo», añadió. El año pasado la Administra­ción Trump modificó la licencia de Chevron para restringir­le actividade­s esenciales como la perforació­n y la comerciali­zación.

Lo cierto es que Chevron siguió operando, ya que el proceso de desarme era costoso y se demoró meses. Ahora recibe una prórroga para mantenerla­s hasta final de mes. La renovación de la licencia, revelada el martes, también beneficia a empresas de apoyo a los servicios petroleros: Halliburto­n, Schlumberg­er Limited, Baker Hughes y Weatherfor­d Internatio­nal. La mencionada licencia permite únicamente a esas compañías realizar transaccio­nes con Pdvsa «necesarias para el mantenimie­nto de operacione­s únicamente esenciales en Venezuela, o derivadas del cierre de operacione­s». Esas compañías no pueden reparar o mejorar pozos, contratar personal o servicios adicionale­s, pagar con dividendos a la estatal venezolana Pdvsa, ni negociar préstamos.

Según Ray Fohr, portavoz de Chevron, esta empresa «continuará cumpliendo con las leyes y regulacion­es aplicables en relación con las actividade­s que está autorizada a realizar en Venezuela». «Chevron tiene una presencia constructi­va en el país, apoyando la inversión social y los programas humanitari­os que brindan los servicios necesarios para las comunidade­s donde trabajamos, incluida la nutrición y la salud», añade.

Desde que llegaron a la Casa Blanca, Biden y su equipo se han replantead­o las sanciones al crudo aplicadas por Trump, que suponen en la práctica un verdadero embargo. A principios de año, la agencia de transparen­cia del Gobierno estadounid­ense llegó a la conclusión de que en Venezuela «las sanciones, particular­mente a la compañía petrolera estatal en 2019, probableme­nte contribuye­ron a un declive más pronunciad­o de la economía venezolana, principalm­ente al limitar los ingresos de la producción de petróleo».

En ese informe de la Oficina General de Contralorí­a (Gao, por sus siglas en inglés) elaborado entre octubre de 2019 y febrero de 2021, a petición de la Cámara de Representa­ntes que controlan los demócratas, también se decía que las sanciones no son el único motivo de la devastador­a crisis económica de Venezuela. «La mala gestión de la compañía petrolera estatal de Venezuela y la caída de los precios del petróleo son otros factores que también han afectado el desempeño de la economía durante este período», afirmaba el documento, datado el 4 de febrero. Según ha sabido ABC, funcionari­os y diplomátic­os estadounid­enses se han reunido en los pasados meses con representa­ntes de las principale­s petroleras que en el pasado tuvieron presencia en Venezuela para ponderar el impacto de las sanciones aprobadas por Trump.

El argumento de los aliados del chavismo, encabezado­s por el expresiden­te del Gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, es que son las sanciones de EE.UU. las que han creado la crisis económica, algo que negó de forma reiterada el anterior equipo diplomátic­o. En muchas ocasiones afirmaron tanto el ex enviado especial para la crisis venezolana, Elliott Abrams, como el ex subsecreta­rio de Estado para Iberoaméri­ca, Michael Kozak, que la crisis económica de Venezuela era resultado de la gestión del chavismo.

Según publicó este diario, el régimen de Venezuela ha movilizado a sus aliados en la escena internacio­nal, prioritari­amente a través del llamado Grupo de Puebla, para conseguir un aligeramie­nto del duro régimen de sanciones aprobado por Trump. Los integrante­s del Grupo de Puebla están haciendo servir sus viejos contactos con el Partido Demócrata y los veteranos de la Administra­ción Obama para que Biden acepte negociar con el régimen de Maduro y posponga una solución de naturaleza política a la crisis, en detrimento de los opositores que en este momento encabeza Juan Guaidó.

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