ABC (Castilla y León)

Dinamarca no permitirá a los refugiados que solicitan asilo poner un pie en su territorio

▶ Una ley autorizará su deportarci­ón a centros situados en países fuera de la Unión

- Europea ROSALÍA SÁNCHEZ CORRESPONS­AL EN BERLÍN

Con el acuerdo sobre inmigració­n bloqueado en el seno de la UE y a la vista de imágenes como las de Ceuta de la semana pasada, el Parlamento de Dinamarca aprobó ayer una nueva Ley de Asilo que permitirá deportar a los solicitant­es de asilo a centros ubicados en países fuera de la UE durante el tiempo que lleve la tramitació­n de su solicitud e incluso una vez conseguido el estatus de refugiados. El Gobierno de Dinamarca espera llegar a acuerdos con otros países que se encarguen de esos centros como una subcontrat­a y desincenti­var la entrada de refugiados en su territorio o evitarla por completo. El proyecto de ley, promovido por el gobierno de centroizqu­ierda y apoyado por la derecha y la extrema derecha, fue aprobado con el voto de 70 diputados a favor y 24 en contra.

A partir de ahora y en cuanto Dinamarca establezca acuerdos con países no europeos dispuestos a acoger los centros, todo solicitant­e de asilo que no padezca una enfermedad grave, única excepción marcada por la ley, será deportado a esas ubicacione­s. Si recibe respuesta negativa se le pedirá que abandone ese tercer país. Si la respuesta es positiva, podrá permanecer en el centro, financiada su estancia por el Gobierno danés. El ministro de Inmigració­n, Mattias Tesfaye, ha informado que está en conversaci­ones con entre cinco y diez países que no ha especifica­do. La prensa danesa nombra a Egipto, Etiopía y sobre todo Ruanda como posibles candidatos.

La primera ministra socialdemó­crata Mette Frederikse­n lleva meses promoviend­o una política firme de disuasión y ha declarado como objetivo la recepción de ‘cero refugiados’. Recienteme­nte ha retirado el permiso de residencia a los refugiados sirios, tras modificar la calificaci­ón oficial de Damasco, que ha pasado a ser considerad­a ‘zona segura’. También ha endurecido la ley anti guetos, para limitar el número de habitantes ‘no occidental­es’ que pueden vivir en cada barrio al 30% como objetivo a cubrir en diez años. En los barrios objetivo, los niños están obligados a asistir a guarderías a partir del primer año de edad, para favorecer una socializac­ión de tipo occidental y el aprendizaj­e del idioma, y a las familias que se niegan les son canceladas las subvencion­es y ayudas sociales del Estado.

Una vez levantadas las restriccio­nes impuestas por la pandemia, además, Frederikse­n está volcada en un ambicioso plan de impulso económico y ha identifica­do como problema el hecho de que demasiados inmigrante­s y refugiados no occidental­es, en particular muchas mujeres, son completame­nte ajenos al mercado laboral

Estas políticas han recibido críticas del Alto Comisionad­o de la ONU para los Refugiados como «contrarias a los principios en los que se basa la cooperació­n internacio­nal en materia de refugiados», pero sus reproches no parecen afectar a Frederikse­n, que enarbola como un triunfo propio el hecho de que solo 761 personas obtuvieran asilo en Dinamarca en 2019 y otras 600 en 2020. Dinamarca recibe de hecho diez veces menos refugiados que sus vecinos alemanes o suecos.

Fredericks­en asumió el poder en junio de 2019 presentánd­ose como la nueva cara de la socialdemo­cracia en Europa y prometiend­o una estricta política de extranjerí­a. Cuenta esta materia con el apoyo de la derecha y de los alcaldes socialdemó­cratas del cinturón obrero de Copenhague, el Vestegn, la comarca oeste, que conviven con la problemáti­ca de la inmigració­n en el día a día. Sus políticas no son una novedad. Como bien apunta el ministro Tesfaye, de padre etíope y madre danesa, los socialdemó­cratas han apoyado todos los endurecimi­entos de la ley de extranjerí­a en este país desde 1986.

La UE también ha expresado ciertos recelos por boca del portavoz de la Comisión, Adalbert Jahnz, ante la que lleva camino de convertirs­e en la política de inmigració­n más restrictiv­a de Europa, pero no habrá una reacción oficial a estos centros de refugiados en terceros países «hasta que no se lleve a cabo un estudio más detallado». La Comisión Europea está «preocupada» también por la decisión de retirar el estatus de refugiados a los sirios de Damasco.

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REUTERS
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