ABC (Castilla y León)

Rebelión autonómica contra las restriccio­nes de Sanidad

▶Madrid y el País Vasco lideran un frente contra el Gobierno que quiere imponer nuevas medidas, horarios y aforos ▶Seis comunidade­s rechazan lo que consideran un paso atrás en la desescalad­a y una invasión de competenci­as

- SARA MEDIALDEA / N. R. C. MADRID

El mismo Gobierno que hace tres semanas daba un salto al vacío y delegaba la gestión de la pandemia a las comunidade­s, quiere ahora recuperar el control de la crisis. El Ministerio de Sanidad impuso el pasado miércoles un nuevo semáforo de riesgo, de obligado cumplimien­to, que obligará a muchas comunidade­s autónomas a dar un paso atrás en su desescalad­a cuando la situación epidemioló­gica empieza a mejorar. Restaurant­es, discotecas, bares, lugares de culto, gimnasios... podrían cambiar de nuevo sus horarios y aforos en función del riesgo epidemioló­gico. La decisión, tomada en el Consejo Interterri­torial de Salud, ha puesto en pie de guerra a Andalucía, Madrid, Castilla y León y País Vasco que ya han anunciado que no acatarán el nuevo programa de restriccio­nes. Galicia y Murcia han mostrado su absoluto rechazo, aunque aún están valorando cómo les afectará la medida. Sin embargo, Cataluña, que votó en contra, ha decidido acatar la medida y no formar parte de la rebelión.

No es rebeldía, dice la Comunidad de Madrid, pero se le parece. La presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso calificó el documento con las medidas planteadas de «absolutame­nte insensato y perjudicia­l», y su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, adelantó su intención de recurrirlo ante la Justicia porque se quiere «arruinar Madrid» y perjudicar especialme­nte a la hostelería y la restauraci­ón por una «imposición política que no es sanitaria y sí arbitraria». Ayuso fue clara: «que conmigo no cuenten».

Recordó además que las comunidade­s que se oponen, más allá de Madrid, suman en conjunto 30 millones de habitantes, de los 47 de España: «díganme qué unidad es esa». De acuerdo con ese documento, Madrid estaría en nivel 3, de riesgo alto, lo que supondría la vuelta del cierre perimetral, el cierre del interior de la hostelería, o la prohibició­n de actos masivos. No podría, por ejemplo, celebrarse la EBAU, ni las ferias y congresos de Ifema, ni las bodas, ni podría ir público hoy al partido de fútbol España-Portugal que se celebra en el Wanda.

El hecho de que también estén contra las medidas gobiernos como el catalán o el del País Vasco hacen pensar a los responsabl­es madrileños que el Gobierno central «terminará reculando». Critican el «poco sentido» de imponer ahora restriccio­nes, cuando «las cosas empiezan a ir bien», después de que «hayan dejado a las comunidade­s autónomas solas durante meses aprobando sus propias medidas», y que lo hagan «sin un informe técnico sanitario que lo sustente».

Esta vez no es un duelo de Sanidad contra Madrid. Ni siquiera del Partido Popular contra el Gobierno socialista. El lendakari, Iñigo Urkullu, calificó las nuevas medidas preventiva­s contra la pandemia suponen una «invasión de competenci­as» y evidencian «desconcier­to absoluto» en la gestión de la crisis sanitaria por parte del Gobierno central. Urkullu se ha sumado a la rebelión Ayuso y ha asegurado que País Vasco «seguirá su propia hoja de ruta», aunque la normativa de Sanidad

se publique en el BOE y sea de obligado cumplimien­to, como recordó la ministra de Sanidad, Carolina Darias.

Entre los rebeldes también está Castilla y León, pese a que en la votación del Consejo Interterri­torial fue más tibio y la región se limitó a abstenerse. Ayer el vicepresid­ente y portavoz de la Junta, Francisco Igea aseguró que no aplicará las restriccio­nes impuestas

Con el nuevo plan, en Madrid se cerraría el interior de la hostelería y no se podría celebrar la EBAU, por ejemplo

Igea: «Es incomprens­ible que se suspenda el estado de alarma y el Gobierno quiera recuperar el mando único»

por Sanidad y las recurrirá en los tribunales. Igea dijo que era «incomprens­ible» que se suspenda el estado de alarma y ahora el Gobierno quiera recuperar el mando único, con la imposición de unas medidas que «invaden las competenci­as autonómica­s». A su juicio, este giro «tiene que ver con el fracaso político que ha tenido con la segunda dosis de la vacuna» y ahora «paga así sus frustracio­nes», informa Montse Serrador.

Murcia y Galicia también seguirán su propia hoja de ruta, aunque prefieren esperar al informe de sus asesores jurídicos. «Galicia siempre acata las resolucion­es de obligado cumplimien­to, pero no podemos aceptar ni compartir, ni en la forma ni en el fondo, un documento que tenía carácter de recomendac­ión y se intenta convertir en un documento obligatori­o para todos», explicó el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. El presidente de Galicia ofrece otro argumento: «Hay bastantes dudas de

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