El ‘momentismo’ total de Fangoria
▶Alaska y Nacho Canut vuelven con nuevo álbum, ‘Existencialismo Pop’, y una gira de presentación que recorrerá España «Nos interesa la época de los cincuenta, la de Anton LaVey, cuando se entendía como una posibilidad filosófica»
Una de las «personas favoritas» de Alaska y Nacho Canut, la estrella multimediática Moria Casán, inspiró la canción principal de su nuevo EP con esta frase: «Lo mío es el ‘momentismo’ absoluto». El dúo encargó la melodía y producción a su productor de cabecera, Guille Milkyway, y añadió una letra que reflejara el momento actual: «Vivo minuto a minuto, al futuro lo he dejado atrás. El ayer me atormentaba, el mañana me asustaba, solo creo en el momento actual. Todo lo demás se queda en pura fantasía. ‘Carpe diem’ es la única verdad. Tenemos que seguir burlando al porvenir. Lo que será, será».
«¿Que si el ‘momentismo’ es revolucionario en la actualidad?», responde Canut a nuestra primera pregunta. «Yo creo que no, porque todos vivimos en el ‘momentismo’ absoluto, aunque nos engañemos y creamos que el futuro y el pasado nos importa». «Toda la humanidad ha entrado en una conciencia común a la vez, por lo que ha pasado con la pandemia», añade Alaska, «pero la vida es hoy. Todo lo que hayas hecho antes, y lo que vayas a hacer, no tiene ningún sentido». Al acabar el confinamiento, hace un año ya, el dúo se replanteó todos sus planes profesionales y llegó a esa misma conclusión: que la mejor estrategia era no planear nada. «Decidimos que durante una temporada sacaríamos solo ‘singles’», explica Alaska. «Como grupo orgullosamente pop que somos, estamos acostumbrados a la inmediatez y caducidad de la canción pop de tres minutos que a los tres meses está olvidada. Pero como también tenemos nuestro lado de barrocas absurdas, no nos podíamos conformar con una sola canción, tenía que ser un EP. Y como tenemos un pasado un poquito gótico y atormentado, decidimos que la E sería para Existencialismo y la P para Pop».
Acompañando a ‘Momentismo absoluto’, hay otro tema llamado ‘Fantasmagoria’, y otros tres que en realidad son variaciones de una misma idea. Son ‘Satanismo, arte abstracto y rock’n’roll’, ‘Satanismo, arte abstracto y tecno-pop’ y ‘Satanismo, arte abstracto y acid-house’, tres remezclas que elevan el ejercicio de estilo a lo instructivo, a lo pedagógico, pues las tres son casi unos modelos perfectos de la construcción canónica de sendos géneros musicales. «Exactamente», asiente la cantante. «Es como lo que hicimos en el último disco de Dinarama, ‘Fan fatal’, cuando grabamos ‘Quiero ser santa’, ‘Quiero ser siniestra’, ‘Quiero ser chochi’ y ‘Quiero ser ácida’. Y no será la última vez que lo hagamos, porque nos divierte mucho jugar con las influencias sin las que no podríamos vivir». En la versión rock, la letra de la canción mete a Satán, Little Richard y De Kooning en la misma frase, como solo Fangoria podría atreverse a hacer. «Little Richard lo tenía todo», dice Alaska. «Personalidad, estética, sentido del espectáculo, genialidad, talento, voz, locura…». Respecto a la mención a Willem de Kooning, aclaran que ha entrado por otras razones, y que «no es tan favorito» como Little Richard. «Es un artista con una biografía interesantísima, pero prefiero a Kandinsky o a Picasso, aunque me caiga fatal», dice Canut. «¡Ya estás cayendo en el revisionismo!», bromea su socia, que explica que hubo una exposición en el Macba que se llamaba así, ‘Satanismo y arte abstracto’, donde había obras del pintor holandés. «Yo prefiero a Pollock, que además tenía sus conexiones pop con The Clash, que le copiaron cosas cuando se hacían su ropa».
¿Y qué hay de esos guiños satánicos en ‘Existencialismo Pop’? «Nos interesa la época de los cincuenta, la de Anton LaVey, cuando el satanismo se entendía como una posibilidad filosófica. LaVey era muy humanista. Su mensaje era el enaltecimiento del yo, el rechazo a ser una víctima», apunta Alaska. «Después eso cambió con Charles Manson, y todo lo relacionado con eso estaba lleno de negatividad», añade Nacho. «Pero antes, el satanismo tenía una connotación muy alejada de eso, y de hecho, era muy positivo: pregonaba que no hay que ser un cordero más en el rebaño, sino todo lo contrario».
Todo esto explica, en buena parte, su alegría cuando vieron que un grupo de rock italiano ganó en Eurovisión hace unos días. «Nosotros no iríamos nunca», dice Alaska. «Quien tendría que ir son las Nancys Rubias», propone Nacho antes de despedirse. «Estéticamente sería perfecto para el festival: una chica y tres maricones».