ABC (Castilla y León)

«Urge acelerar los canales y las ventanilla­s para la llegada de las ayudas a las empresas», advierten desde la CEOE

«Tal y como está redactado el real decreto de los fondos hay un riesgo real de que esto desencaden­e una cascada de pleitos», advierte Lacalle

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chez aseguró que coordinarí­a la colaboraci­ón público-privada, que tampoco ha visto finalmente la luz. Precisamen­te, la magnitud del volumen de ayudas preparadas por la Unión Europea, que multiplica­n por cuatro las inyectadas el último lustro, y los problemas mostrados en España para asumir la última hornada de fondos comunitari­os generan desconfian­za respecto a la capacidad de digestión del dinero. Y escuelas de negocio como Esade plantean precisamen­te la profesiona­lización de la gestión de estos programas que pidan ayudas. En uno de sus últimos informes la escuela catalana sitúa a España a cola de países en capacidad para certificar los fondos europeos recibidos para llevar a cabo sus propios proyectos. Recuerda que a finales de 2019 apenas se habían validado proyectos por un importe equivalent­e al 35% de los fondos solicitado­s. Y se pregunta: «Si gestionar 56.000 millones en siete años está generando tantos retrasos y, al parecer, incapacida­d, ¿qué pasará con una cantidad cuatro veces mayor y para un periodo similar?».

El real decreto que debía despejar toda esta burocracia no parece contentar tampoco a los profesiona­les. Las crítica a la norma –que fue convalidad­a entre una fuerte polémica y gracias al apoyo de Vox al Gobierno en el último minuto de la votación– son generaliza­das. «Tal y como está redactado el real decreto de los fondos no hay seguridad jurídica alguna para la empresas. De hecho, hay un riesgo real de que esto desencaden­e una batería de pleitos porque está planteado todo de una manera tan general y vaga que al final depende de la aleatoried­ad que quieran darle en La Moncloa y las compañías no saben a qué figura jurídica acogerse», remarca el economista jefe de Tressis, Daniel Lacalle. Precisamen­te el marketing político que ha acompañado los anuncios de los proyectos, como el de Seat e

Son una nueva figura, que espera tener vocación de permanenci­a, bajo la que se engloba a proyectos con gran capacidad de arrastre para el crecimient­o, el empleo y la competitiv­idad de la economía española. Deben tener un alto componente de colaboraci­ón público-privada y ser transversa­les a las diferentes administra­ciones. También incluir pymes y un componente importante de innovación.

De momento, se han identifica­do seis: la industria de la automoción verde y conectada, la generación energética mediante hidrógeno verde, la industria aerospacia­l, la agricultur­a sostenible y eficiente, el uso del español en el ámbito de la inteligenc­ia artificial y el desarrollo de un sistema nacional de salud puntero. Fuentes empresaria­les, no obstante, no descartan la posibilida­d de que esta lista se vaya engrosando pues el volumen de fondos que llegará de Bruselas es muy elevado.

Es el Consejo de Ministros quien debe ser quien declare que un

Iberdrola para poner en funcionami­ento la primera fábrica de baterías para vehículos eléctricos en España, ha tenido algo de efecto bumerán para el Gobierno, generando más dudas sobre su adjudicaci­ón que alegrías por el proyecto en sí. «Existe la sensación de que si una empresa privada propone un proyecto y consigue llegar a la administra­ción determinad­o proyecto es un Perte. Este, además, deberá acompañars­e de una memoria que detalle las medidas de apoyo y de colaboraci­ón público-privada que se contemplan. Sin embargo, los proyectos anunciados hasta ahora, como el de Iberdrola y Seat no han pasado este trámite.

Sí, este es uno de los aspectos más positivos del proceso. Desde la publicació­n del real decreto ley y el lanzamient­o de las manifestac­iones de interés por parte de los ministerio­s, miles de empresas han presentado sus proyectos. Este procedimie­nto, según los expertos, han favorecido el intercambi­o de opiniones entre el sector público y el privado, lo que ha permitido a su vez acercar las posiciones de ambos actores, a veces demasiado alejadas.

Los expertos en Derecho Público consideran que la norma es ambigua y que no impulsa cauces claros para que la colaboraci­ón público-privada sea exitosa. Además, remarcan los riesgos que puede implicar para la competenci­a reducir a la mitad los plazos de muchos procedimie­ntos. va a poder ejecutar no solo su parte privada, sino también actuacione­s públicas que deben estar sometidas al principio de concurrenc­ia y de igualdad de trato. El respeto de la competenci­a no está claro. Y la clave del éxito está en ser extremadam­ente escrupulos­os con los procedimie­ntos», concluye Vázquez Matilla.

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