POSTALES

Lo único que mantiene unidos a nacionalistas e izquierda es impedir a toda costa que el PP, Ciudadanos y Vox logren gobernar España

N Ofue un favor a Pedro Sánchez, sino a sí mismo, el que hizo Oriol Junqueras al olvidarse de la autodeterminación y aceptar el indulto de los líderes separatistas, él incluido, condenados por la fanfarronada del 1-O. Como tampoco lo fue la aceptación de Pedro Sánchez, que no hubiera podido complacerle de habérselo exigido. Ambos se encuentran en apuros, amenazados desde dentro y desde fuera y ya saben el refrán americano, «si no puedes vencer a tu enemigo, abrázate a él». Que es lo que ha hecho Junqueras con gran alivio de Sánchez. Pero ¿se ha resuelto el problema catalán, como nos dicen, al llevarlo de la calle y las urnas ilegales a una mesa de negociaciones? En absoluto. Todo lo más, se ha dado una patada hacia delante y entonces, ya veremos. Porque incluso en esta hora de las sonrisas y suspiros de alivio, hay serias advertencias.

Esquerra Republicana advierte de que sus objetivos siguen siendo los mismos: amnistía (no indulto) y diálogo sobre el referéndum de autodeterminación ya, desde que esa mesa se ponga a trabajar. Mientras Artur Mas decía aquella misma noche: «Durante largo tiempo creí que el asunto catalán tendría solución política negociada. Hoy estoy convencido de que Cataluña no tiene encaje en España». Que es lo que piensan los militantes de Junts, con Carles Puigdemont a la cabeza, que no se cansan de encontrar peros al compromiso. Y no les digo nada de la CUP, a la que un acuerdo pactado la dejaría sin su plataforma antisistema. Hoy por hoy, y puede que siempre, lo único que mantiene unidos a nacionalistas e izquierda en Cataluña y resto de España es impedir a toda costa que el PP, Ciudadanos y Vox logren gobernar España. Un lazo muy fuerte, en el que les va la vida, y el gobierno, por lo que será difícil que lo suelten.

En cuanto a la derecha, espero que no se equivoque como sus colegas de la izquierda y el nacionalismo. El gran error de Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y no digamos Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Quim Torra, fue gobernar para su partido y, a la postre, para ellos mismos, descuidando el pueblo, que las ha pasado canutas durante los últimos tiempos, con la pandemia, la crisis económica y los problemas identitarios. Si Pablo Casado, Inés Arrimadas y Santiago Abascal dedican la mayor parte de su tiempo y energías a combatirse entre ellos, puede ocurrir que, a la postre, ninguno logre gobernar para los muchos españoles que se consideran olvidados por sus dirigentes. Isabel Díaz Ayuso es la única dirigente que ha sabido oírles y defenderles. De ahí que consiga votos incluso en barrios obreros. Consiguientemente: en la manifestación del domingo en Colón tiene que haber sólo una bandera, la española, y una sóla pancarta: «No al ignominioso indulto» (o algo parecido).