Las detenciones de este año en la frontera con México se disparan a cifras de récord
La Administración Biden mantiene un mensaje de atajar las «causas de raíz» de la inmigración de indocumentados en EE.UU. –escenificado con el viaje de la vicepresidenta Kamala Harris a Guatemala y México de estos días– pero el desafío urgente está en su misma frontera Sur. En lo que va de año fiscal –comenzó el 1 de octubre– el número de inmigrantes indocumentados detenidos en la frontera es ya el mayor desde 2006, según los datos preliminares de la Policía de Aduanas y Fronteras (CBP, según sus siglas en inglés) a los que ha accedido Axios.
Se han producido casi 900.000 detenciones en ese periodo y todavía quedan cuatro meses de año fiscal, por lo que 2021 podría batir récords para las últimas dos décadas. Eso ya ha pasado con los datos mensuales de marzo, abril y mayo. En ese último mes, según los datos preliminares, se produjeron 170.000 detenciones.
Desde la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, los mensajes y las políticas sobre la llegada de inmigrantes indocumentados han sido equívocos. El propio Biden y sus altos cargos, como la propia Harris o el secretario de Seguridad Interior, Alejandro Mayorkas, han insistido en que «no es el momento de venir». Pero lo han conjugado con mensajes de trato más amable a los inmigrantes que la anterior Administración, la de Donald Trump, que han causado confusión en los países de origen. Al mismo tiempo, Biden combina regulaciones duras heredadas de Trump y que ha decidido mantener –como la expulsión inmediata de muchos adultos y familias en base a normas de urgencia por la pandemia de Covid-19– con otras más laxas, como la determinación de no expulsar a ningún menor que no vaya acompañado o con un desmantelamiento progresivo de la política ‘Remain in Mexico’ –‘Quedaos en México’– de Trump y que deja fuera del territorio de EE.UU. a los solicitantes de asilo.
Al mismo tiempo, la política en el terreno no es clara. Según una investigación de ProPublica, se está dejando pasar a familias cuando los niños son menores de siete años y se ha empezado a abrir el grifo con los solicitantes de asilo.La confusión la aprovechan los ‘coyotes’, que defienden ante sus clientes que las fronteras no están tan cerradas como antes.