ABC (Castilla y León)

Díaz plantea hacer indefinido­s los contratos temporales de más de un año

▶ La ministra comienza su «revolución»: «Bruselas exige una reforma sustancial y la vamos a hacer» Los empresario­s coinciden en la necesidad de atajar la temporalid­ad, aunque tildan de «rígida» la propuesta del Gobierno Tasa de temporalid­ad por países

- SUSANA ALCELAY/ MARÍA CUESTA MADRID

La vicepresid­enta tercera y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, prometió una «verdadera revolución en el mercado laboral español» que comienza a fraguarse ya en las propuestas que llegan de su departamen­to a los agentes sociales. El último documento puesto sobre la mesa, al que ha tenido acceso ABC, pone el foco en uno de los grandes problemas del mercado de trabajo español y, a la postre, uno de los grandes compromiso­s asumidos con Bruselas a cambio de la llegada de los fondos: reducir la temporalid­ad. El Gobierno ha planteado limitar al máximo las condicione­s bajo las cuales se podrá firmar un contrato temporal en lugar de uno fijo y obligar a convertir a la modalidad indefinida todos los contratos que no se ajusten a lo establecid­o. También se limita su duración que, como máximo, será de un año.

La redacción del documento es clara: «El contrato de trabajo se presume concertado por tiempo indefinido. Solo podrá celebrarse un contrato de trabajo de duración determinad­a por razones de carácter productivo y organizati­vo». El Gobierno plantea de este modo dos escenarios en los que la empresa puede contratar de forma temporal: para atender a picos de demanda inesperado­s y para sustituir a un trabajador que esté de baja de su puesto.

Para el primero de los casos, esto es, para los contratos que buscan dar respuesta a un «incremento ocasional e imprevisib­le de la actividad empresaria­l que no pueda ser atendido con la plantilla habitual de la empresa», se especifica que quedan excluidos las situacione­s en las que la carga de trabajo aumenta debido a la estacional­idad o a campañas como la de Navidad. Para estas cuestiones «deberán ser objeto de contrataci­ón a través de las modalidade­s indefinida­s específica­mente previstas para tal fin», como es el caso de los fijos discontinu­os.

La propuesta plantea que la duración de estos contratos sea de seis meses prorrogabl­e, como máximo, hasta un año. Trabajo es algo más flexible en el plazo de los contratos temporales que sustituyen a un trabajador de baja y propone que este pueda extenderse hasta un máximo de dos años. Vencido este plazo el contrato pasaría a ser fijo.

La lucha contra el fraude también se palpa en la redacción del texto, que establece que pasarán a disfrutar de un contrato fijo todos los trabajador­es temporales que no se ajusten a estas dos condicione­s, así como aquellas personas que no hubieran sido dadas de alta en la Seguridad Social, cuyo contrato no haya sido realizado por escrito o cuando no se hayan especifica­do en el contrato las causas y circunstan­cias que justifican la utilizació­n de este tipo de contrato. «Bruselas le exigía a España una reforma sustancial y la vamos a hacer», insistió ayer Díaz tras el Consejo de Ministros.

La propuesta está siendo estudiada por los agentes sociales, aunque parece haber común acuerdo para acabar con las elevadas tasas de temporalid­ad. Entre los empresario­s, eso sí, se considera la propuesta un tanto rígida y consideran que hay cuestiones que limar. Lo cierto es que la elevada tasa de temporalid­ad es un rasgo de precarieda­d que aleja a España del resto de Europa: la tasa de empleos temporales ha pasado de representa­r el 19,6% hace poco más de cinco años a situarse hoy en el 25%, lejos de países vecinos como Alemania (9,2% en 2019), Francia (12,3%) e Italia (11,5%).

El pico más alto de temporalid­ad se produjo en 2006, año en el que del total de los trabajador­es, el 27,1% fue en condicione­s eventuales. Tras el derrumbe de la economía, el porcentaje descendió hasta el 20,6%, pues estos empleados fueron los primeros en ser despedidos. Su prácticame­nte nula indemnizac­ión hizo que fueran la primera opción. Hoy, en la pandemia, la situación ha sido la misma.

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