Nuevo rumbo: urge dar sentido al vacío existencial de la vejez
▶Faltan recursos e iniciativas que otorguen valor a la última etapa de la vida de las personas ▶Este colectivo tiene hoy inquietud y compromiso para seguir aportando, pero la sociedad no cubre sus demandas
«No valgo para nada». Este fue el primer pensamiento de Mari Luz Ovejero, de 70 años, al jubilarse después de estar toda una vida trabajando. Se sentía perdida ante la inmensidad de una nueva etapa vital en la que disponía de su tiempo con total libertad. Confiesa que su marido e hijo fueron en aquellos duros momentos su mejor apoyo y gracias a ellos, y a su propio tesón e inconformismo, decidió acabar con aquel vacío existencial. Rompió con su zona de confort, se acercó a un centro de mayores y finalmente se apuntó a un curso de informática. Nunca antes había tocado un ordenador. «Decidí dejar la vergüenza de sentirme inferior por mi desconocimiento y poco a poco fui aprendiendo a manejarme con aquel teclado y pantalla», hasta el punto de que hoy es vocal de la Asociación de Voluntarios de Informática del Centro de mayores de Toledo (Avicemcam).
El caso de Mari Luz es un ejemplo de éxito. Hoy se siente feliz de poder enseñar nuevas tecnologías a otras personas y, sobre todo, por tener cada día un motivo para levantarse de la cama. Sin embargo, hay muchas personas que a esta edad se sienten ancladas por no saber dar un nuevo rumbo a su vida.
Y es que hoy los mayores no se parecen a los de hace 50 años, tienen otra inquietud, otra mirada y objetivos. Al menos así quedó patente en el debate Conversaciones de Mayores, organizado por ABC y Fundación La Caixa, y celebrado bajo el título ‘El valor del compromiso y la implicación personal en la vejez’. Según explicó María Márquez-González, psicóloga, investigadora y profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, la jubilación «suele llegar en el mejor momento de la vida productiva, con mucho que aportar aún, pero de repente se encuentran ante un vacío que hace falta llenar de sentido y significado. Es necesario dotarles de recursos porque los mayores disponen hoy de mejores condiciones físicas y mentales y requieren una nueva orientación que les aporte ese nuevo rumbo».
Como investigadora, esta psicóloga ha advertido la necesidad de reflexionar sobre las actividades que se ofrecen a los mayores porque no ven identificados en ellas sus verdaderos intereses. «Es imprescindible realizar una revisión de la oferta de contenidos, formatos, organismos que diseñan cursos o actividades... La clave está en dar voz a los mayores para que expongan qué quieren y cómo. Es necesario repensar e innovar. Su actividad no debe limitarse solo a los centros de mayores porque están llamados a participar en todos los escenarios sociales».
Para Antonio Lima, profesor jubilado de 68 años, lo importante es tener proyectos para ganar ilusión. Él no quiso quedarse de brazos cruzados viendo pasar la vida y decidió apuntarse a la Asociación de Voluntarios Informáticos de Mayores de Extremadura (Avimex). Además, imparte clases en un centro penitenciario, tarea que combina con su labor en la asociación de donantes de médula ósea para niños con leucemia. «Todo lo que hago me proporciona optimismo, autoestima. Me siento mejor en el aspecto físico, emocional y cognitivo».
Sin embargo, este docente jubilado reconoció que hay personas que afrontan la vejez con menor energía. «Deben pensar que la vida es un desafío constante. Es cierto que la salud no es la misma, que ya no hay un escenario laboral donde desarrollarse, que hay
María Márquez-González
Psicóloga e investigadora
«Su actividad no debe limitarse solo a los centros de mayores porque estas personas están en condiciones de participar en todos los escenarios sociales para sentirse integrados»
Antonio Lima
68 años
«La cuestión es no parar. Todo lo que hago me proporciona ilusión, optimismo, autoestima... Me siento mejor física y emocionalmente». pérdidas afectivas... La clave es adaptarse a estos cambios para dejar de pensar que “ya no me merece la pena nada”. La vida sigue cada día, y es verdad que el pasado es importante, pero hay que dar importancia a los proyectos de futuro. Lo esencial es la actitud, que se puede construir con un aprendizaje diario, la autoconfianza y hacer un ejercicio de instrospección para saber cuáles son mis deseos, qué es lo que me mueve en la vida o poder retomar aquello que aparté en mi juventud para dar a mi vida mayor sentido».
Por todo ello, María Márquez-González insistió en la necesidad de romper estereotipos sobre la vejez e invitó a la sociedad y a las instituciones políticas, administrativas y empresariales a hacer más sencilla la transición en la última etapa vital. «La vida debe servir hasta el final con la posibilidad de estar enganchados a proyectos e ilusiones que generan pertenencia al grupo y utilidad», concluyó esta psicóloga e investigadora.