Propuestas para una transición más tranquila tras la jubilación
– Celebrar más mesas de debate y análisis con las personas implicadas: los mayores. De esta forma se conocerán de primera mano sus demandas.
– Repensar y flexibilizar las políticas de jubilación y permitir que el fin de la vida laboral sea más permisivo y disfrutado; es decir, que se plantee una transición más suave desde el punto de vista psicológico para afrontar de manera más positiva la desvinculación de todo lo que supone el mundo profesional.
– Cambiar el formato de las instituciones de atención al envejecimiento porque hace que la población mayor se sienta excluida por su edad. Actualmente se está investigando la eficacia de los centros intergeneracionales en los que conviven una escuela infantil y un centro de día para facilitar el contacto e integración de las diversas generaciones.
– Nuevos diseños arquitectónicos de espacios urbanos que faciliten el vínculo entre el colectivo de jóvenes, personas de mediana edad y mayores.
– Eliminar estereotipos del pasado sobre el envejecimiento y que suponen un gran obstáculo al interiorizar pensamientos como «yo ya no puedo», «no sirvo para nada»...
– Creación de gabinetes de orientación para asesorar a quienes no sepan qué hacer o dónde acudir para encontrar un abanico de posibilidades que aporte sentido a su vida.
– Que el colectivo de mayores se una y sea más reivindicativo para lograr una mejor política social.