La pandemia priva al alumnado sordo de la educación bilingüe
«Colegios preparados hay pocos. Y si lo están, son solo para unas horas»
o hay peor sordo que el que no quiere oír. Y las asociaciones y familias de los 6.277 alumnos con discapacidad auditiva que cursan las etapas de Educación Primaria y Secundaria en España hablan bien alto de la necesidad de recursos humanos y materiales adaptados que precisan estos niños en las aulas. Al otro lado, el de la Administración, solo suena el eco.
Figuras como los intérpretes de lengua de signos y los tutores sordos o especialistas son claves en todos los tramos del aprendizaje porque, tal y como se queja Concha Díaz, presidenta de la CNSE (Confederación Estatal de Personas Sordas), a ABC, a medida que el estudiante escala en su desarrollo educativo, se encuentra huérfano de apoyos. Sucede en la mayoría de autonomías, aunque hay gran disparidad territorial, observa Díaz. «Y no es justo –remarca Antonia Espejo, madre de dos jóvenes, María José y Laura, con sordera desde que nacieron–, porque queremos personas autónomas, pero luego no les garantizamos cómo lograr ese nivel de desarrollo e independencia».
N«Mi hija tiene muy complicado dar clase en los colegios», se queja Antonia, mientras signa a su hija Laura. La benjamina, María José cursa Trabajo Social a sus 24 años; Laura hizo Magisterio y supera la treintena. Ambas son sordas. «Con mucha ayuda y gracias a los recursos de los que sí dispone la Comunidad de Madrid, pude llevarlas a colegios con equipos específicos», rememora la madre. La batalla se repite cada inicio de curso: «Necesitas un intérprete todo el horario escolar y desde el primer día de colegio; ahora mismo la educación es muy deficiente por la escasez de profesionales. Coles preparados hay pocos, y si lo están, pocas horas». «Buscar academia para que preparen una oposición o la escuela de idiomas son ya retos descomunales», lamenta Antonia.