El Rafi ilusiona a sus paisanos en su confirmación de alternativa
Segunda corrida de la temporada taurina francesa. Después de Arles, Nimes, otro precioso coliseo romano. Los toros de Victoriano del Río, serios, bien armados, dan escaso juego. Se salva el último, pronto y repetidor. El sevillano Juan Ortega queda inédito. Antonio Ferrera, con gran oficio, corta un trofeo. Con el mejor lote, El Rafi logra tres y abre la histórica Puerta de los Cónsules.
Confirma la alternativa el nimeño El Rafi, al que vimos tomarla el pasado sábado en Arles. Sus paisanos le apoyan. El primero pega derrotes secos. Muletea con más firmeza que poder: se va acoplando, en un trasteo valiente, desigual, prolongado. Después de un aviso, la espada cae baja y los paisanos le otorgan una oreja. En el último, un alegre ‘Cantaor’, recurre a las chicuelinas eléctricas y las zapopinas para calentar al público. (No me gustan las palmadas rítmicas, propias de otros espectáculos). El toro repite, propiciando una serie de muletazos acogidos clamorosamente. Una buena estocada pone en sus manos las dos orejas.
Antonio Ferrera lidia bien con el capote al segundo. Con gran oficio, lo va dominando y traza limpios naturales: una faena de sabio lidiador. Citando al encuentro, a gran distancia, la espada queda mal colocada: oreja. Sujeta bien al cuarto. De nuevo se luce Fernando Sánchez con los palos. Intenta mantenerlo pero el noble toro se queda muy cortito, no dice nada. Con recursos, le saca algunos muletazos, de uno en uno. Mata con habilidad.
Debuta en Nimes y también confirma Juan Ortega: ahora mismo, uno de los diestros que más esperanzas suscita, por su recuperación del estilo sevillano clásico, tan alejado de la rutina actual. Le he visto ya cuajar grandes faenas, con difícil naturalidad, pero ha de ganar regularidad, si es posible, y, sobre todo, mejorar con la espada. El tercero embiste brusco y, cuando se siente podido, se para. El diestro lidia con aseo y torería pero no tiene opción alguna con un marmolillo. Con la espada, flojea, no cruza: tres pinchazos. El quinto calamochea, le impide dar ni una sola de sus habituales ‘verónicas de alhelí’. Con empeño, logra sacarle algunos muletazos armoniosos: muy poquito, para lo que esperamos de él. Acierta con la espada a la segunda. No ha estado a gusto, esta tarde, en ningún momento.
Sale a hombros por la Puerta de los Cónsules El Rafi: un nuevo torero francés ha ilusionado a sus paisanos.