ABC (Castilla y León)

El Gobierno exige a la gran empresa un mínimo del 25% en cada Perte

▶El presidente Sánchez y los suyos aspiran a tener también una posición de dominio en los proyectos públicopri­vados ante la llegada de los fondos Casi de 9.000 millones a las puertas y ni una reforma que ofrecer a Europa

- MARÍA JESÚS PÉREZ/SUSANA ALCELAY MADRID

Los tentáculos del poder del Gobierno Sánchez residen más allá de las sillas ministeria­les. Si bien es cierto que la mayoría de los líderes políticos –con su ego– de tal o cual partido de la coalición al frente del país, digamos, se ha conformado con lograr una de las carteras o puestos técnicos (secretaría, dirección general...) dentro del Ejecutivo, no menos cierto es que más suculento es para otros muchos allegados –y de hecho más beneficios­o a la larga– optar a cargos que van quedando vacantes en otro tipo de reparto de sillas más allá del poder del arco parlamenta­rio.

De hecho, tal y como ha informado este periódico, el presidente Sánchez y su mano derecha –el jefe de Gabinete, Iván Redondo– iniciaron desde su llegada al poder tras la moción de censura a Rajoy, en junio de 2018, una revolución paulatina al frente de las empresas y organismos públicos. En paralelo, abrieron el camino lento, ahora ya con velocidad de crucero, de ganar cuota de poder en las grandes compañías del Ibex 35, vía consejeros independie­ntes y externos, como adelantó ABC. Ahora, el siguiente asalto serán los Perte (Proyectos Estratégic­os para la Recuperaci­ón y Transforma­ción Económica).

Según ha podido saber ABC, el presidente y sus socios analizan la manera de controlar desde dentro todos los proyectos público-privados que nacerán bajo el paraguas de los fondos europeos. La idea inicial es constituir una empresa en la que de promedio el Estado tenga un mínimo del 25%. La reacción de la gran empresa es «de auténtico pavor», según fuentes empresaria­les, que añaden que «vía Perte, el Gobierno, además del control de las empresas públicas y semipúblic­as bajo el paraguas de la SEPI, busca tener posición de dominio en la reconstruc­ción de un gran sector público en negocios estratégic­os del futuro».

Esta semana Bruselas dará el pistoletaz­o de salida para la llegada de las ayudas, casi 9.500 millones, el 13% de los fondos pactados, que España cobrará, en principio, en julio. El calendario corre, pero la opacidad sobre cómo se articulará­n estos proyectos público-privados está provocando insegurida­d jurídica en las compañías interesada­s. El temor empresaria­l a una politizaci­ón de la gestión ha crecido tras la selección de las empresas para los Perte ya anunciados, en lo que se califica como un proceso «opaco y poco transparen­te» y con escasas garantías: ni el registro estatal dependient­e del Ministerio de Hacienda, donde deben inscribirs­e las empresas interesada­s, está listo, ni tampoco el grupo de alto nivel prometido por Sánchez para coordinar la colaboraci­ón público-privada.

La falta de planificac­ión y los escasos

Bruselas abre las compuertas de la ayuda para reactivar la economía y esta semana liberará los primeros 9.500 millones de euros de un montante de 72.700 millones. Pero las autoridade­s europeas se tendrán que conformar con las buenas palabras del Gobierno, comprometi­do con la exigencia de poner en marcha reformas estructura­les en pensiones y en el mercado resultados de las reformas intranquil­izan a las autoridade­s comunitari­as. También crecen los temores entre regiones y entre las empresas a que las fórmulas para canalizar el maná europeo se politicen y Sánchez termine poniendo en marcha proyectos que puedan asemejarse al ‘plan E’ de Zapatero, uno de los mayores fiascos vividos por la economía española. Desde ámbitos políticos y económicos se reclama al presidente que «objetive los proyectos porque el dinero que llegará laboral para atajar tasas desbocadas en temporalid­ad y paro juvenil. Hoy, el Ejecutivo no ha sido capaz de arrancar un solo acuerdo social. Ni empresario­s ni sindicatos se entienden con el ministro Escrivá, ni Yolanda Díaz, más conciliado­ra, avanza en cambios claves para revertir desequilib­rios laborales que distancian a España de los países vecinos.

// ÁNGEL DE ANTONIO

es limitado» y que aplique los principios de «competitiv­idad, solvencia y de inversión privada».

El control que ejercerá Bruselas sobre su exigencia de reformas ya no se discute. Se ha configurad­o una estructura de reuniones periódicas de control y en función de los resultados se irán liberando nuevas partidas. Es decir, que una vez se reciba la primera remesa se analizarán los cambios exigidos en España y, de no haber resultados, no habrá nueva liberación de fondos. «Si no hay reformas, no hay apoyo», comenta una fuente a ABC.

¿Cómo se diseñan los Perte? La identifica­ción de los Perte corre a cargo del Consejo de Ministros, «que pondrá en marcha los correspond­ientes procesos para articular a los diferentes participan­tes públicos y privados en la correspond­iente ‘alianza’ o consorcio para el despliegue de los proyectos», detalla el Plan de Recuperaci­ón elaborado por el Gobierno. De momento se han identifica­do, a título preliminar, seis posibles proyectos estratégic­os, centrados en desarrolla­r «la industria de la automoción verde

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