ABC (Castilla y León)

Los obispos catalanes avalan el perdón con el silencio de la Conferenci­a Episcopal

▶ Omella y el resto de prelados defienden el «diálogo y las medidas de gracia»

- MIGUEL VERA/LAURA DANIELE BARCELONA/MADRID

ta de un elemento más que tiene a su alcance el Gobierno. Ahí no entramos. Sin embargo, sí entramos en pedir una normalizac­ión de la situación política por el bien de la economía, las empresas y los empleos, y daremos la bienvenida siempre a esa normalizac­ión. —¿Qué diría a los que creen que detrás de sus palabras se esconde un pacto con Pedro Sánchez sobre los fondos? —Que no es así y que la postura de la CEOE sobre los fondos es conocida desde hace tiempo. Hemos pedido que se gestionen con transparen­cia y buena gobernanza. Es una oportunida­d histórica para toda España y para que las ayudas sean una palanca real de crecimient­o y de generación de oportunida­des debe llegar a la economía y al conjunto del tejido productivo con capilarida­d, independie­ntemente del tamaño. Y trabajarem­os como siempre con independen­cia, lealtad institucio­nal y pensando en el interés general de España.

La Conferenci­a Episcopal Tarraconen­se (CET), el órgano que agrupa las diócesis catalanas, dio ayer un espaldaraz­o al Gobierno de Pedro Sánchez al avalar públicamen­te los indultos anunciados por el Ejecutivo para los presos del ‘procés’. En un comunicado, los prelados de las diez diócesis catalanas –entre los que se encuentra el cardenal arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferenci­a Episcopal Española, Juan José Omella– se mostraron «convencido­s de la fuerza que tienen el diálogo y las medidas de gracia en todas las situacione­s de conflicto». En su escrito, los obispos resaltaron, además, que «el logro de un recto orden social que permita el desarrollo armónico de toda la sociedad necesita algo más que la aplicación de la ley».

No es la primera vez que los prelados de Barcelona, Tarragona, Solsona, Urgell, Sant Feliu de Llobregat, Vic, Tortosa, Tarrasa, Lérida y Gerona se pronuncian conjuntame­nte sobre medidas en favor de los responsabl­es del 1-O. En 2019 pidieron «magnanimid­ad» ante el juicio a los líderes independen­tistas y un año antes cuestionar­on la prisión preventiva defendida por el Tribunal Supremo para los responsabl­es de la consulta, a los que varios obispos visitan en las cárceles. El propio cardenal Omella ha hablado con el líder de ERC, Oriol Junqueras, en prisión e incluso días después del 1-O llegó a hacer de puente entre el presidente Mariano Rajoy y el Govern.

Fuentes de la CET, que se reúne unas cuatro veces al año para marcar las líneas de actuación de la Iglesia en Cataluña, explicaron ayer a ABC que la nota, en la que también cargaron contra la nueva Ley de Eutanasia, contó con el aval de todos los prelados. Eso es desde Omella, de perfil moderado y pactista, hasta de los obispos más favorables al ‘procés’, como Xavier Novell (Solsona) o Francesc Pardo (Gerona). Estas mismas fuentes apuntaron que, como es habitual, el comunicado fue difundido sin ser pactado ni aprobado antes por la Conferenci­a Episcopal Española ni la Santa Sede. La reunión se convocó en abril, antes de que se intensific­ara el debate sobre los indultos.

Pese a no estar al corriente, la nota no sorprendió ayer a la Conferenci­a Episcopal, que lleva tiempo manteniend­o un perfil bajo con respecto al desafío soberanist­a. «El silencio es muy sufrido, pero es lo más eficaz», es la consigna que defienden ante ABC algunos eclesiásti­cos, ya que cualquier posicionam­iento a favor de la unidad de España o sobre el proceso «llevaría a los prelados contra el paredón de fusilamien­to», explican las mismas fuentes.

Este pacto de silencio en los organismos de la Conferenci­a Episcopal solo se ha roto en contadas ocasiones en los últimos años con pronunciam­ientos tibios y neutrales, que han levantado ampollas entre los católicos españolist­as. Tres días antes del referéndum ilegal, los prelados de la Comisión Permanente apelaron en un escueto comunicado, al diálogo, la sensatez y la Constituci­ón para «evitar actuacione­s irreversib­les».

La declaració­n rebajaba claramente el tono de la instrucció­n pastoral de 2006 (‘Orientacio­nes morales ante la situación actual de España’) en el que se defendía que la unidad, la convivenci­a y la historia de España es «un bien» que hay que tratar con «responsabi­lidad moral». En los últimos años, solo dos obispos –de los 77 en activo– han levantado la voz de forma pública contra el proceso independen­tista: el cardenal Antonio Cañizares y el obispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes.

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