Meloni vincula inmigración con inseguridad en su visita a Scholz
▶La primera ministra exige a Alemania solidaridad con el sur de Europa para contener los flujos migratorios ▶Berlín desea perpetuar la estrecha cooperación que estableció con Roma durante la etapa de Mario Draghi
El canciller alemán, Olaf Scholz, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, se conocieron personalmente en noviembre, en la conferencia climática en Sharm el-Sheikh de Egipto, pero la primera visita de la jefa de Gobierno italiano se ha hecho esperar. Ni siquiera el presidente francés, Emmanuel Macron, la ha recibido todavía, siendo país fronterizo, y uno de los motivos es que los servicios diplomáticos europeos buscan cómo encajar en su corrección y en sus esquemas al huracán Meloni.
Scholz ha sido el primero y parece haberse limitado a dejarle la iniciativa a la italiana, que, para empezar, improvisó una visita sorpresa a Estocolmo, para reunirse antes con el conservador primer ministro, Ulf Kristersson, más de su cuerda y obligado a aceptar el encuentro por ocupar en este momento la presidencia por turno de la UE.
Discurso contundente
Meloni se presentó después en Berlín y dejó más que claros sus mensajes, en unos términos diáfanos que raramente se escuchan en la capital alemana: que Italia debe ser considerado como un país «fundamental» de la UE y en condiciones de igualdad con Alemania; que la inmigración constituye para Europa «un problema de seguridad» y que hay que «reformar el Pacto de Estabilidad» y «flexibilizar el uso de los fondos europeos». Su única concesión fue suavizar unas declaraciones de 2019, en las que se había confesado «alérgica a Alemania». «No recuerdo exactamente lo que dije, pero debí referirme a que el alemán es el único idioma que se me ha resistido», respondió a los periodistas. «Reconocerán ustedes que es de lo más complicado», añadió.
Las posiciones de Meloni y Scholz sobre la inmigración no pueden ser más divergentes y la italiana no se esforzó en ocultarlo. Destacó la importancia de detener los flujos migratorios antes de que lleguen a las fronteras: «No se puede luchar contra los movimientos secundarios sin luchar contra los movimientos primarios». Insistió en la necesidad de que Alemania vea el asunto «desde el punto de vista de los países de tránsito del sur de Europa» y reconozca que «la inmigración está conectada con el problema de la seguridad».
La traductora simultánea del italiano al alemán tenía dificultades para trasladar sus palabras en los mismos y directos términos, ajenos al lenguaje político berlinés. «La mayor parte de los casos que recibimos no corresponden a derechos de protección y asilo y tenemos que poder concentrarnos en los que sí tienen ese derecho, como los ucranianos», dijo, apelando a lo que entiende como «verdadera solidaridad». La primera ministra italiana también señaló que los inmigrantes que llegan dispuestos a entrar de forma ilegal «no deben ser recibidos desde la legalidad» y que «debemos trabajar juntos para beneficiar la legalidad».
Meloni lamentó que el enfoque alemán «confunda y mezcle la inmigración económica con el derecho de asilo», y propuso: «Estoy dispuesta a abrir consulados en todos los países africanos para que se puedan cursar desde allí las solicitudes de entrada». «No es lo mismo refugiados que inmigrantes», repitió, alternando la mirada entre la prensa y el canciller Scholz, que, bastante pálido, la dejó hablar sin siquiera referirse en su turno de palabra a cada una de sus aseveraciones.
«No podemos permitir que la política de inmigración europea la decidan los contrabandistas», añadió Meloni, y Scholz buscó puntos en común al señalar que «es importante encontrar acuerdos con los países de origen para devolver a los inmigrantes ilegales», aunque subrayando que «la UE debe mantener abiertos los canales legales para la inmigración». El canciller alemán recordó que «Europa necesita in
migración» y que «requiere un sistema de asilo humano y a prueba de crisis».
La primera ministra italiana no dejó lugar a dudas, por otra parte, de cuál será su posición en los próximos consejos europeos. Ante la iniciativa del Gobierno estadounidense para apuntalar la competitividad de las empresas americanas, dijo que «es necesario reforzar a las europeas» y propuso la «flexibilidad total» en el uso de los fondos europeos existentes y en una reforma del Pacto de Estabilidad que elimine los límites de déficit en relación al producto interior bruto como soluciones a corto plazo. «En primera línea, hay que alcanzar un ‘level playing field’ [terreno de juego igualado], el nivel de competitividad debe ser el mismo para todos», explicó. Según su visión, posibilidades como la adquisición de más deuda conjunta, que requerirían de más tiempo para ser implementadas, pueden guardarse para el medio plazo. Para ya, pide «más flexibilidad en el uso de los fondos que se han suministrado». Por su parte, Scholz evitó el jardín de las reformas de la arquitectura europea y no se pronunció sobre la emisión de más deuda conjunta, para limitarse a aclarar que, en su opinión, «la Unión Europea debe evitar una carrera de subsidios contra Estados Unidos».
Olaf Scholz Canciller de Alemania
«La Unión Europea debe mantener abiertos los canales legales para la inmigración»
Estrechar lazos
Con motivo de su visita a Berlín, la primera ministra italiana también remarcó el compromiso de su país con Ucrania y llamó a la unidad europea. «Nuestra capacidad para encontrar soluciones es de crucial importancia», enfatizó. «También en relación con los temas de la guerra de Ucrania y la transición energética», y anunció que «estaré en Kiev el 24 de febrero», comunicando así que hará un viaje oficial que coincidirá con el aniversario de la invasión rusa.
El Gobierno alemán desea continuar con la estrecha cooperación que logró con la Italia del ex primer ministro Mario Draghi. Durante su visita a Roma en 2021, Scholz acordó con el predecesor de Meloni la elaboración de un plan para fortalecer la cooperación entre los dos países. Su oficina afirma que se sigue trabajando en ese proyecto.