Orbán y la triangulación
La invasión de Ucrania ha propiciado la cristalización de dos alianzas, la asociación sin límites de China y Rusia, por un lado; y el eje formado por Estados Unidos, Europa y sus países aliados en el Pacífico, por otro. Esta rivalidad va más allá del actual conflicto y puede desembocar en una nueva guerra fría de larga duración. No pocos países fuera de la nueva tensión geopolítica optan por aprovechar su posición para obtener ventajas de ambas alianzas.
El caso más paradigmático es el de India, que juega hábilmente con dos barajas y un día apoya a Washington y otro beneficia a Moscú. Lo que resulta más llamativo es que dentro de la Unión Europea, Hungría trate de hacer lo mismo. Viktor Orbán es más que un aprendiz avezado de la triangulación. Quiere que Ucrania acepte las ofertas de alto el fuego de Vladímir Putin y deje luchar, y además cuestiona la existencia futura del país invadido.
El popular primer ministro critica las sanciones europeas a Rusia y aspira a mantener unos fuertes lazos económicos con Moscú, mientras aumenta las importaciones de gas ruso. Coincide con la retórica tradicionalista de Vladímir Putin, aunque sabe que el antiguo oficial de la KGB ha mudado cínicamente de capa, del comunismo al zarismo, para recrear un mito nacional unificador.
Al mismo tiempo, Orbán ha condenado la invasión rusa, apoya la entrada de Suecia y Finlandia en la OTAN y procura que su apoyo a Donald Trump en 2024 no le convierta en un paria ante la Administración Biden. En la Unión Europea, vota a regañadientes a favor de todos los paquetes de sanciones a Moscú. Quiere todos los beneficios de pertenecer al club, sin defender ni asumir sus valores y principios. De hecho, los conculca en casa, con un debilitamiento progresivo del Estado de Derecho, donde ha actuado contra la independencia judicial y la libertad de expresión y de educación. La táctica de tira y afloja con Bruselas le funciona por ahora. La UE tiene que elegir bien los medios para desgastar y exponer a este viajero sin billete y no darle más rédito electoral.