ABC (Castilla y León)

El Papa en Sudán del Sur: «Basta ya, que el país no se convierta en un cementerio»

- JAVIER MARTÍNEZ-BROCAL

El Papa aterrizó a primera hora de la tarde de ayer viernes en Sudán del Sur, el país más joven del mundo, segundo en el ranking de corrupción y cuarto en el de violencia, y se convirtió en el primer Pontífice que visita este joven Estado. El país de mayoría cristiana obtuvo su independen­cia en 2011, y dos años más tarde se vio sumergido en una guerra civil que sigue coleando, tras 400 mil fallecidos y 4 millones de desplazado­s.

En un inédito gesto ecuménico, Francisco viaja acompañado del líder de la Iglesia anglicana, el arzobispo de Canterbury Justin Welby, y el moderador de la asamblea general de la Iglesia de Escocia, el pastor Iain Greenshiel­ds. En abril de 2019, el Papa, Welby y el predecesor de Greenshiel­ds predicaron un inédito retiro espiritual en el Vaticano para los responsabl­es de la guerra civil de Sudán del Sur, invitándol­es a cultivar la paz. Allí Francisco les besó los pies para invitarles a la responsabi­lidad con su pueblo. Aunque el Gobierno y los rebeldes firmaron un acuerdo de paz meses después, en 2020, aún hay milicias que no están de acuerdo, e impiden su aplicación.

Tres días para el futuro

La población sabe que en estos tres días en los que el Papa y 70 periodista­s internacio­nales estarán en el país se juegan su futuro. «Queremos la paz, queremos la paz», coreaban decenas de miles de personas agolpadas a los lados de carreteras llenas de arena, tras horas esperando para ver pasar el coche del Papa desde el aeropuerto de Yuba hasta el palacio presidenci­al. «Paz para nuestros hijos», hizo eco una mujer.

Como gesto de buena voluntad, en su primer discurso ante el Papa, el presidente Salva Kiir Mayardit, ataviado con su caracterís­tico sombrero, anunció que retomará los diálogos de paz . «Su gesto de besarnos los pies no fue en vano», explicó al Papa. «Entonces, mi hermano Riek Machar (que lideraba el bando rebelde) estaba fuera del país. Hoy, ambos estamos sentados juntos para trabajar en la aplicación del acuerdo de paz», aseguró el presidente.

Francisco le respondió con contundenc­ia. «Para que esta tierra no quede reducida a un cementerio (...), les ruego, de todo corazón, que acojan una palabra sencilla, que no es mía, sino de Cristo: ‘Basta’», rebatió el Papa ante todos los líderes del país. «Ha llegado la hora de decir ‘basta’, sin condicione­s y sin ‘peros’».

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