Casi 80 años de una instalación provisional
La tendencia a que instalaciones provisionales se conviertan en definitivas tiene un ejemplo claro en la Estación de Autobuses de Burgos, de titularidad municipal, a punto de cumplir 80 años. Esa situación pudo cambiar cuando en 2017 el entonces alcalde de la ciudad, Javier Lacalle (PP) anunció la construcción de una nueva estación junto a la del ferrocarril, para crear una intermodal. Aseguró que el proyecto comenzaría al principio del siguiente mandato municipal, en 2019. Sin embargo, esta idea no se llegó a materializar y hoy ni siquiera está contemplada. Tampoco están previstas grandes actuaciones en una instalación que sufrió su última reforma de cierta entidad en 2010, gracias a 300.000 euros del Plan E.
Se comenzó a construirse en 1939 y fue inaugurada en 1944, en plena postguerra. La condición fue que la adjudicataria construyera una nueva en cinco años. Pasado ese periodo se concedieron a la empresa dos prórrogas, hasta llegar a los nueve años, pero el compromiso no se cumplió, perdió la
concesión en 1953, tras una sentencia del Tribunal Supremo, y el Ayuntamiento se hizo cargo de las instalaciones.
La estación ha pasado desde entonces de un importante movimiento de paquetería y mercancías a un aumento del uso de viajeros que fue decayendo en los años 70. Prácticamente desde su entrada en servicio, las diferentes
corporaciones municipales han planteado alternativas a la ubicación en el centro de la ciudad. Sin proyectos sobre la mesa, la actuación más importante para remodelar la estación se realizó en los años 80 del siglo pasado y en la actualidad sigue teniendo ese aire de instalación veterana asociada a la primera expansión de la ciudad.